Willian Hernández: Fin de la Pdvsa Internacional y las promesas incumplidas de este siglo

Willian Hernández: Fin de la Pdvsa Internacional y las promesas incumplidas de este siglo

En 1999, la industria petrolera venezolana ostentaba la propiedad o tenía acceso a 19 refinerías y plantas de asfalto en EE UU, Inglaterra, Alemania, Suecia, Gran Bretaña, Bélgica y Escocia; ahora solo quedan unas pocas hasta la fecha en territorio norteamericano a través de Citgo y una participación minoritaria en Nynas que se redujo durante la administración de Maduro en 2020.

Esas refinerías en su conjunto llegaron a mostrar una capacidad de refinación de más de 3 millones de barriles, es decir, que daban para refinar la producción petrolera total de Pdvsa en ese entonces, que llegó hasta los 3.500.000 de b/d sin necesidad de utilizar refinerías de terceros.

En 2010 y con el slogan “Con la venta de Ruhr Oel Venezuela se desprende de un mal negocio”, Pdvsa vendió su participación de 50% en el circuito alemán de refinerías (Karlsruthe, Schwedt, Gelsenkirchen y Neustadt) en el que estaba asociada a la británica BP. La compradora fue la petrolera rusa Rosneft.





La venta de las refinerías obedeció más a dificultades económicas que por razones políticas.

A Pdvsa le fueron dadas nuevas tareas y a financiar actividades no relacionadas al sector petrolero, por lo que sus gastos eran muchos mayores a sus ingresos y se requería aumentar el flujo de caja de la compañía.

“De una manera inexplicable empezaron a vender estos activos, y coincidió con los momentos de dificultades económicas. Se vendieron sin pensar sí era conveniente o no. Ya nos habremos quedado con una capacidad de refinación de unos 700.000 barriles diarios, pero antes éramos una potencia”

Hay que recordar que cada acción venía acompañada de una promesa: se vendieron muchas refinerías, pero en la década pasada la Revolución prometió en materia petrolera llegaron a prometer que se iban a construir 18 refinerías, dentro y fuera de Venezuela, para compensar.

Mientras Pdvsa vendía su participación accionaria en las refinerías, la gestión revolucionaria prometió una refinería con Petrobras, “Abreu e Lima”, en Brasil en 2005. Nunca se dio. Como no se dieron las de Ecuador en 2008 y Siria (Homs) en 2010, ni las tres que se prometieron en China, donde se colocó en 2012 la primera piedra fundacional para una de las estructuras. Tampoco se arrancó otra en Vietnam también ofrecida en 2008.

Uno de los proyectos que se concretó fue la “modernización” de la refinería Cienfuegos en Cuba en 2007, que luego de 10 años entregó Venezuela al gobierno de la isla por no tener los recursos para mantener sus operaciones.

También se establecieron “asociaciones estratégicas” con países de Petrocaribe: se adquirió gran parte de las acciones de Petrojam en Jamaica en 2006 y de Refidomsa en República Dominicana en 2010, esta última por US$ 133,4 millones.

En ambos negocios, Pdvsa perdió el control debido a dificultades económicas y operacionales,,En el caso de Petrojam las acciones fueron embargadas en 2019 por el gobierno jamaiquino para cobrar la deuda dejada por la petrolera venezolana y sus socios. Igual suerte corre el paquete accionario de Venezuela en Refidomsa.

“Esto fue un contrasentido. Si estaban en desacuerdo con la política de internacionalización, por qué incurrieron en la compra de otras, y prometieron invertir en proyectos fuera de Venezuela”

Una de las infraestructuras más importantes de la industria petrolera venezolana es Citgo, la filial de Pdvsa en EE UU. El chavismo siempre tuvo la idea de venderla, sin embargo, comenzó por desprenderse de varios de sus activos y al final la empeñó.

“En 2006 hay un cambio sustantivo en la industria. La Pdvsa de Roja tanto de la década pasada y comienzos de la segunda década cambiaron su visión y empieza a vender activos. Es entonces que los dividendos ya no empiezan a salir de la operación misma de la empresa, sino que empiezan, como Júpiter, a comer las entrañas de sus hijos. Es decir, vender activos para obtener dividendos los cuales fueron repatriados para Venezuela y ser usados para gasto corriente”

Entre 2006 y 2008 se vendieron activos de Citgo que aportaron US$ 2.000 millones en dividendos a la casa matriz Pdvsa. Consideró que esos fondos fueron transferidos al Fonden (Fondo de Desarrollo Nacional).

El Fonden es una empresa estatal que recibió por años recursos tanto de Pdvsa como del Banco Central de Venezuela, y el desembolso de sus recursos fueron ejecutado en los primeros años sin ningún tipo de controlaría.

Un total de ocho plantas de petróleo y asfalto integraban a Citgo. La refinería Lyondell en Houston fue vendida en 2006; luego tocó el turno a las plantas de asfalto Paulsboro y Savanah en 2007; seguida de la refinería Chalmette Refining LLC en Luisiana en junio de 2015, de la cual se obtuvo US$ 322 millones.

Mientras, la refinería Merey Sweeney en EE UU quedó en manos de ConocoPhillips tras un proceso de arbitraje interpuesto por la empresa norteamericana por incumplimiento de contrato por parte de Pdvsa.

Los activos de Citgo lo integran en la actualidad tres refinerías con una capacidad de 749.000 b/d y es la única empresa de Venezuela en el exterior, estratégica por su ubicación en EE UU, quien fue por años su principal comprador de crudo.

La razón de por qué solo se cuenta con esas tres

“Tres refinerías son las que quedan de las que llegó a tener Citgo. Todas ellas dirigidas a la colocación de crudo pesado de Venezuela, que lo que era en ese entonces el mercado premium venezolano por varias razones, uno por su capacidad de refinar crudo pesado y otro, porque estaba a unos cinco días de navegación. Estamos hablando de momentos en que Estados Unidos importaba más de la mitad de los crudos que consumía”

Aunque por mucho tiempo se habló de la posibilidad de vender Citgo, no fue sino hasta el año 2014 que se conoció que Pdvsa estuvo buscando ofertas por su filial y que esperaba ingresos entre US$ 8.000 millones y US$ 10.000 millones

No era buen momento para desprenderse de Citgo, porque no se iba a conocer en qué se destinaría ese dinero obtenido por la venta.

“Chávez buscó vender Citgo, Maduro a inicios de su gobierno también, pero las ofertas que les llegaron no eran lo que esperaban y optaron por endeudarla y sacarle dividendos. Se plantearon que tener activos en territorio norteamericano no era lo más inteligente ante las complicaciones con el gobierno de ese país. Toda decisión en el chavismo es política, ninguna tiene un fundamento económico. Esto es lo más grave que le ha pasado a Pdvsa, que su manejo ha sido político”

Chávez no pudo ver la venta total de Citgo. La administración de Maduro tampoco la vendió, pero la empeñó. En 2017, Pdvsa colocó en los mercados internacionales un bono con vencimiento en el año 2020 y puso como garantía 51% de las acciones de la empresa ubicada en suelo norteamericano. Luego, Pdvsa dejó de pagar sus compromisos con los tenedores de bonos, y especialmente el de Pdvsa 2020, por lo que hoy se corre el riesgo del que el país pierda uno de sus activos más valiosos fuera de sus fronteras.

Pdvsa cerró 2019 con un socio comercial menos: el gobierno de Curazao finalizó el 31 de diciembre su contrato de operación de la refinería Isla con la petrolera venezolana. Esta refinería formó parte desde 1985 del circuito venezolano en el exterior, y durante años cumplió con sus envíos de crudo, así como con sus aportes para financiar su mantenimiento.

Las autoridades de la isla holandesa buscaron desde 2018 un operador para reemplazar a la atribulada estatal Pdvsa como arrendataria de la instalación, la cual estuvo casi inactiva debido a la falta de crudo. Al culminar el contrato, no se llegó a acuerdo alguno para su renovación. El primer ministro de Curazao, Eugene Rhuggnaath, señaló que no se obtuvo una “respuesta razonable” por parte de la empresa venezolana.

Esta refinería significó durante 35 años, una salida importante y estratégica del crudo venezolano hacia el Caribe, principalmente.

En 2020 Pdvsa vendió 35% de su participación en la empresa energética sueca Nynas AB, quedándose con 15,1%. La operación fue un misterio y se desconoce el monto de la transacción. Esta negociación –por cierto- tampoco pasó por la Asamblea Nacional, liderada por partidos de oposición.

Estas refinerías producen asfalto y aceites nafténicos especializados, dos productos para los cuales el crudo pesado venezolano es un insumo particularmente apropiado, dado sus proporciones de compuestos nafténicos, parafínicos y aromáticos. Los productos asfálticos son usados para la construcción de carreteras y varios usos industriales, mientras que los aceites nafténicos especializados son utilizados principalmente en transformadores eléctricos, como aceites de procesos mecánicos y en la industria de la goma y de la tinta para impresión.

Pero lo más importante de esta venta es que implica el fin de la Pdvsa internacional, la global, esa empresa integrada vertical e internacionalmente que era envidiada por muchos países.

@willian_wilito