De sobrevivir sin papeles, a adaptarse a una vida en Colombia como refugiada venezolana

De sobrevivir sin papeles, a adaptarse a una vida en Colombia como refugiada venezolana

Matilde Carrillo y Zoheny Lugo, consiguieron establecerse en Colombia y hoy trabajan para una oenegé que ayuda a más refugiados venezolanos a radicarse en el país. [Foto: Federico Buelvas, VOA].

Matilde Carrillo y Zoheny Lugo abandonaron Venezuela en 2017. Después de intentarlo en Cartagena, encontraron al fin su “ciudad de las oportunidades” en Bogotá. Ellas son parte de los millones de venezolanos que se han regularizado en Colombia, el país que más concede asilo oficial a ciudadanos procedentes de la nación caribeña.

Por Camilo Álvarez / Liz Castrellón / vozdeamerica.com





“No conocía absolutamente a nadie, nunca había salido de Venezuela. Tengo dos hijos, salí de mi país por el problema de desnutrición de mi hijo más pequeño”, señala Matilde mientras conversa en el sofá de su casa en Bogotá con la Voz de América.

“No había que comprar, ibas al supermercado, pero no encontrabas nada, entonces no te servía contar con un trabajo”, narró Zoheny.

Video VOA

Colombia les abrió los brazos, gracias, en parte, a que las dos contactaron con varias oenegés y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) les ayudó en su proceso de integración en la capital colombiana.

Trasladarse al otro lado de la frontera era inevitable para Matilde y Zoheny, en Colombia reciben atención médica para ellas y sus familias.

“Yo llegué y no tenía nada que hacer, porque a pesar de ser profesional en Venezuela no podía apostillar los títulos, no tenían a nadie, el desconocimiento era total”, dice Lugo, mientras cuenta que su primer empleo en Colombia fue como ayudante en una carpintería.

“En mi vida nunca había agarrado una herramienta para este trabajo, jamás había agarrado un martillo ni mucho menos un taladro, nada de eso”, explica Zoheny Lugo a la VOA.

A pesar de todo, estas dos mujeres lograron acceder al Estatuto Temporal de Protección para Migrantes, que propició el gobierno colombiano para regularizar a los migrantes indocumentados que se encuentran en el territorio cafetero, con el cual se les permite permanecer en el país de manera regular por 10 años.

Analía Kim, portavoz de la Oficina Regional de las Américas de ACNUR, explicó a la Voz de América que Colombia ha acogido a 2.5 millones de personas refugiadas en condiciones de protección internacional, en su mayoría procedentes de Venezuela.

“Colombia vive un momento único para avanzar en la implementación del acuerdo de paz de 2016 y poder dar una respuesta y soluciones duraderas no solamente a las personas desplazadas internamente, sino también a todas las personas que llegan al país en busca de protección y mejores oportunidades de vida”, sostuvo Kim.

Video VOA

Después de Turquía e Irán, Colombia es el tercer país con el mayor número de refugiados acogidos, con 2.455.000 personas recibidas, la mayoría de ellas procedentes de Venezuela, con 5.451.000 venezolanos que ha salido de esa nación, según un reporte entregado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

“El informe global de ACNUR, reveló que a fines de 2022 el número de personas desplazadas por violaciones a los derechos humanos llegó a 108 millones de personas, lo que significó un aumento del 21 % en comparación al año anterior”, comentó.

Colombia es el país latinoamericano que más alberga a migrantes de Venezuela. En principio, normalizar su vida en Colombia no fue fácil para Matilde, que en estado de irregularidad apenas podía acceder a trabajos informales.

“La Matilde que salió de Venezuela no es la misma que llegó a Cartagena y no es la misma que está hoy en Bogotá, yo digo que tuve tres etapas: en Venezuela era alguien que nunca supo qué era la necesidad; cuando llegué a Cartagena fue todo incertidumbre porque era alguien que no tenía nada; y la Matilde que está acá en Bogotá es una motivada que todos los días aprende algo nuevo.

En la capital colombiana, Matilde y Zoheny, consiguieron asilo regular y un contrato laboral con una oenegé con la que trabajan como trabajadoras sociales, brindando apoyo a más migrantes que han presentado dificultades para adaptarse en el país.