Continúa la purga entre los militares de Rusia mientras las tropas pierden terreno en Ucrania

Continúa la purga entre los militares de Rusia mientras las tropas pierden terreno en Ucrania

Un militar ucraniano de la 57ª Brigada de Infantería Motorizada dispara un obús autopropulsado 2S22 Bohdana hacia las tropas rusas, en una posición cerca de la ciudad de Bakhmut, en la región de Donetsk. (REUTERS/Sofiia Gatilova)

 

 

 





Al menos 13 altos mandos fueron destituidos tras el motín de los mercenarios de Wagner. Uno de los caídos en desgracia, el general Popov, dice haber sido traicionado por un diputado de la Duma. Otro comandante murió en “extrañas circunstancias” en el frente.

Por infobae.com

Mientras las tropas ucranianas recuperaron en cinco semanas una porción del territorio de su país que le había llevado a los rusos seis meses para conquistar, a 60 kilómetros del frente, el balneario de Armyansk, en la península de Crimea (ocupada por Rusia desde 2014) sigue repleto de turistas rusos que cruzan en hordas el puente Kerch para pasar sus vacaciones al sol. Contradicciones de la guerra que se replican en Moscú. Es allí donde continúa con todo su esplendor, tras una semana de incertidumbre, la purga lanzada entre los militares después del motín protagonizado por Yevgeny Prigozhin el jefe de la organización de mercenarios Grupo Wagner.

De acuerdo a fuentes del Wall Street Journal, ya fueron retirados del mando 13 altos comandantes, el más destacado es el jefe de las fueras aeroespaciales Sergei Surovikin que está fuera de escena desde hace tres semanas, mientras que se conoció un audio del general de división, Iván Popov, en el que asegura haber tenido duras peleas con sus comandos superiores. Y Putin dijo en una entrevista que le había ofrecido a Prigozhin en su reunión secreta en el Kremlin, cinco días después del alzamiento, que sus hombres se integren al ejército pero que éste lo rechazó. Ahora se cree que Prigozhin podría ser juzgado por crímenes de guerra junto a varios de sus comandantes. La semana pasada, parecía que la venganza de Vladimir Putin contra los sublevados había quedado en la nada. Ahora sabemos que apenas estaba esperando un mejor momento mientras intentaba controlar la situación de descontento dentro del Ejército.

Según las fuentes de seguridad rusas a las que tuvo acceso el WSJ, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) interrogó a decenas de comandantes militares “provocando un enfrentamiento con el ministerio de Defensa y el desánimo en las fuerzas armadas”. El general Surovikin, que anteriormente había sido el máximo comandante de las tropas rusas en Ucrania, fue acusado de haber estado al tanto de los planes para el amotinamiento de Progozhin y no haber hecho nada para detenerlo. Esa es la misma acusación que pesa en los otros 13 altos oficiales que se encuentran detenidos. Habría muchos más a los que les quitaron el mando de tropas. Otro alto comandante ruso, el teniente general Oleg Tsókov, murió en un ataque aéreo ucraniano esta semana en la ciudad ocupada de Berdiansk en lo que fue descripto por un “milibloguero” ruso presente en el lugar como “extrañas circunstancias”.

La foto oficial publicada por el Ministerio ruso de Defensa en junio de 2023, del mayor general Ivan Popov, comandante del 58vo ejército. (Servicio de prensa del Ministerio ruso de Defensa via AP)
La foto oficial publicada por el Ministerio ruso de Defensa en junio de 2023, del mayor general Ivan Popov, comandante del 58vo ejército. (Servicio de prensa del Ministerio ruso de Defensa via AP)

En una grabación que salió a la luz esta semana, el general de división Ivan Popov, que dirigía el 58º Comando de Armas Combinadas de Rusia, describe un conflicto que tuvo con “oficiales superiores”. El mensaje de audio de Popov, que probablemente sólo iba dirigido a sus compañeros de servicio, fue publicado en Telegram el miércoles por el diputado de la Duma Estatal rusa Andrey Gurulev, anterior comandante de la misma formación. Entre otras cosas, Popov dice en el audio que “surgió una situación difícil” con sus comandantes que le dejó ante una disyuntiva: “Podía quedarme callado, acobardarme y decir lo que querían oír, o podía llamar a las cosas por su nombre”. Popov decidió hablar claro.

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