Patrimonio propio, una utopía para los jóvenes en Venezuela

Patrimonio propio, una utopía para los jóvenes en Venezuela

Un joven es visto en la calle de una barriada, el de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

 

Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares.





Con un salario medio -actualmente en unos 150 dólares, según la encuestadora Datanálisis-, y teniendo en cuenta que el precio de la canasta básica mensual a la fecha está en 100 dólares por persona, según estimaciones independientes, quedarían 50 dólares de ahorro para destinar a la compra de la vivienda.

Jóvenes llegan a un local de comida callejera, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

En el país, los jóvenes, cuyo día internacional se conmemora este 12 de agosto, han vivido en los últimos años una profunda crisis que ha llevado a muchos a trabajar antes de tiempo, ocuparse en actividades distintas a las que desean o a buscar fuera ese futuro que no vislumbran con claridad en su nación.

Estas dos jóvenes siguen en su país, con el sueño común de poder independizarse, pero, de momento, no les queda otra opción que vivir con sus familias para, incluso, cubrir necesidades básicas, como la alimentación.

Jovenes participan en una visita guiada, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

DOS REALIDADES, UNA ASPIRACIÓN

Ysleydi González, de 18 años, vive con su madre, hermana, abuelo, pareja y su hija de 3 años en una humilde e inacabada vivienda en Petare, la favela más grande del país, desde donde sueña con estudiar Ingeniería, para lo que necesita recursos que, actualmente, no tiene.

“Todo es dinero. No he tenido la posibilidad (de empezar a estudiar)”, dice a EFE la joven, cuya madre, de 38 años, es “la única” persona en la familia que “está trabajando”, como vendedora en una tienda, y alquilando, por 25 dólares mensuales, puestos de estacionamiento en un terreno de la vivienda.

Una joven revisa su celular el 3 de agosto de 2023, en una barriada de Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

González, por su parte, dedica sus días a ayudar en un comedor social, sin recibir otra remuneración que el almuerzo.

“Quisiera vivir aparte y tener mis cosas, (…) defenderme sola e independizarme”, expresa.

Jóvenes se alimentan en un local de comida callejera, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

Es la misma aspiración de Catherine Porciello, de 22 años, para quien conseguir un trabajo es “bastante difícil”, sobre todo uno que “dé lo suficiente” para cubrir todas las “necesidades básicas” y, además, “adquirir” su “propio apartamento”.

La joven Ysleydi González habla con EFE el 3 de agosto de 2023, en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

“Simplemente, no se puede. El trabajo que tengo no me da lo suficiente para poder ahorrar, cubriendo mis necesidades básicas, para, de paso, pagar un apartamento”, dice a EFE.

Porciello, graduada en Ingeniería mecánica en una universidad privada, vive con sus padres y su hermana, estudiante de Psiquiatría, en un cómodo apartamento en Caracas.

Un joven trabaja en un puesto de venta informal, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

Según la joven, es casi una fantasía tener “un salario aceptable” con el que pueda “medio empezar a hacer futuro”, por lo que, a su juicio, no le queda otra alternativa que “depender un poco” de sus padres, quienes se encargan de los gastos del hogar.

Ambas podrían aspirar a una propiedad asignada por el Gobierno -que asegura haber entregado 4,6 millones en los últimos 11 años-, a través del programa “Misión Vivienda”, mediante el que el Ejecutivo otorga casas a bajo precio.

A Vista de la sede principal del Banco de Venezuela, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

El sociólogo e investigador Luis Pedro España explicó a EFE que Venezuela, que ha vivido un “proceso de crisis económica importante”, tiene un “sistema educativo y una estructura social que no brinda posibilidades de capitalización” para los jóvenes.

“Si tienen problemas para insertarse y satisfacer sus necesidades más básicas, ni soñar en el patrimonio”, dice el experto.

Un joven trabaja en la venta ambulante de alimentos, el 3 de agosto de 2023 en Caracas (Venezuela). Las jóvenes venezolanas Ysleydi González y Catherine Porciello, pese a sus marcadas diferencias económicas, comparten una misma preocupación: ven como una utopía generar un patrimonio con recursos propios en su país, donde se necesita trabajar más de 41 años para comprar un apartamento de una habitación en una modesta zona de Caracas, con un costo de unos 25.000 dólares. EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

 

Además, “es un país muy restringido” en cuanto a las oportunidades laborales, lo que explica que para “cualquier joven que tenga aspiraciones (…) y capacidades su horizonte de futuro sea la migración”.

A principios de año, Nicolás Maduro pidió “impulsar políticas” para reducir el desempleo, “sobre todo el juvenil”, a través de la reactivación de una misión social creada en 2017 llamada “Chamba (trabajo) Juvenil”, la cual -dijo- “se quedó en el tintero” y “se fue destiñendo” y “desdibujando“.

EFE