Un alto general ruso que dirigió la construcción del palacio de Vladimir Putin, supuestamente pagado “con el soborno más grande de la historia”, murió.
Gennady Lopyrev es el segundo oficial militar de alto rango que ha muerto misteriosamente en los últimos días.
Por Metro
Traducción libre de lapatilla.com
El hombre de 69 años se enfermó repentinamente el lunes mientras estaba en la cárcel, sin aliento, y los médicos le dijeron que tenía leucemia no diagnosticada previamente.
?Pero ahora hay sospechas de que el general, que trabajaba en la guardia personal del presidente, fue envenenado justo cuando tenía derecho a la libertad condicional.
En 2017, Lopyrev fue condenado a 10 años tras las rejas por cargos de soborno y posesión ilegal de armas, que él negó.
Sirviendo en el Servicio de Protección Federal [FSO], supervisó personalmente la construcción del Palacio Gelendzhik de Putin en lo alto de un acantilado en la costa del Mar Negro.
La misteriosa propiedad apareció en un video viral de Alexei Navalny, que mostraba que estaba llena de lujos regalados al déspota de guerra por sus compinches. El crítico del Kremlin había identificado previamente al general como la persona que conocía todos los secretos detrás de la mansión.
?Lopyrev también fue responsable de la residencia oficial de Putin, Bocharov Ruchei, en Sochi.
Hasta su encarcelamiento había sido uno de sus ayudantes de seguridad más cercanos y fue visto con el presidente ruso y luego con el primer ministro británico Tony Blair en Moscú en 2002.
Durante años, algunos consideraron que su condena se basó en cargos falsos para sacarlo del camino.
Horas antes de su muerte, habló con su hijo Alexander, quien resaltó que no había “ni una sola queja sobre su salud”, informó el canal VChK-OGPU de Telegram.
“No podía respirar y tenía la voz ronca”, dijo el canal comparando los síntomas con los de Navalny, que fue envenenado con el agente nervioso Novichok.
?Alexander fue citado diciendo: “Todo estuvo bien el domingo. Hablé con el jefe de la unidad médica, quien dijo que su control cardíaco volvió a la normalidad y que los pulmones estaban limpios. Es difícil decir qué sucedió exactamente. Nos estábamos preparando para solicitar su libertad condicional, porque era hora [de solicitar]. Y ahora esta llamada [para decir que había muerto]. Es todo muy extraño y demasiado rápido”.
Viktor Boborykin, presidente de la Comisión de Monitoreo Público, enfatizó que “no hubo nada criminal” en la muerte.