Al menos 2.500 personas tendrán por fin agua potable en Falcón luego de nueve años “pasando roncha”

Al menos 2.500 personas tendrán por fin agua potable en Falcón luego de nueve años “pasando roncha”

La planta desalinizadora fue recuperada y puesta en marcha

 

 

 





 

En el municipio Falcón, justo el que promueven como turístico y donde se llevará a cabo este fin de semana el festival playero más grande de Venezuela (Adícora Fest) que organiza el régimen de Nicolás Maduro, muchas comunidades tienen años sin agua.

Corresponsalía lapatilla.com

Tal es el caso de la parroquia El Vínculo, que después de nueve años tomando agua salobre, finalmente tendrán una planta desalinizadora activa que reparó el alcalde opositor Harold Dávila.

Este municipio de la Península de Paraguaná, en el estado Falcón, es uno de los más abandonados. Por años ha sufrido por falta de agua potable, energía eléctrica, conectividad, carreteras en mal estado, entre otros problemas más, pese a que el régimen madurista ha prometido convertirlo en un ícono del turismo en Venezuela. La realidad es que ese pueblo falconiano “pasa las de Caín”.

Luego de varias reuniones, el alcalde Harold Dávila consiguió un presupuesto a través del Consejo Federal de Gobierno para poner operativa la planta desalinizadora que instaló el chavismo en el año 2017 gracias a un convenio con China. En Paraguaná instalarían un total de 11 plantas desalinizadoras, pero solo se construyeron ocho, y en el primer año dejaron de funcionar tres que eran las únicas que estaban operativas.

Se beneficiarán 2.500 personas de varios caseríos del municipio Falcón

 

 

 

“Los trabajos de recuperación de la Planta Potabilizadora y Desalinizadora Las Carmelitas, ya están bastante adelantados y permitirá entregarla este sábado 26 de agosto”, así lo anunció el alcalde acompañado de su equipo de trabajo.

Este es un plan primario para atender la falta de agua potable a las comunidades de El Vínculo, Santa Elena, El Cardonal, San Juan, Las Carmelitas, Palmira y El Doral, donde habitan unas 2.500 personas, que tienen pozos de agua salobre en sus hogares o acudían a las lagunas donde toman agua los animales para poder tener acceso a esta, aunque no fuera potable.

Estas comunidades tenían nueve años sin acceso al agua potable, sin tener respuestas de Hidrofalcón. También compraban agua salobre a los camiones cisternas, porque cuesta la mitad que la potable y es a lo único que tenían acceso, debido al bajo poder adquisitivo de la gente.

Vale mencionar que el agua salobre pone en riesgo la salud de los habitantes de la zona, generando enfermedades de la piel, renales y estomacales, además de deshidratación.

Esas instalaciones ya cuentan con una junta directiva integrada por un representante de cada caserío, que serán los garantes de administrar, mantener y aplicar un cronograma de distribución con camiones cisternas a las comunidades aledañas.