Gerardo Lucas: Una luz en el camino

Gerardo Lucas: Una luz en el camino

La economía venezolana está nuevamente en picada. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, la actividad económica nacional se contrajo en un 7% durante el primer semestre de 2023. Dada esta circunstancia, la pregunta obligada que se hacen los venezolanos es la siguiente: ¿Qué factor o factores pueden impulsar una recuperación de la economía, además de un cambio de gobierno?

Sobre este tema estuve conversando con los empresarios Roberto Rimeris, presidente de Tiendas RORY y Federico Santelmo, de Autoadhesivos RELA, Carlos Meneghini de Curtipieles y otros tratando de identificar cuáles serían las posibilidades que tiene el país para restablecer su economía. 

Al respecto, vislumbramos que hay una vía para lograrlo, y otras que son inviables. Comenzaremos con las últimas. Es imposible que el gobierno ponga en práctica alguna medida en aras de estimular la economía, ni siquiera ante la coyuntura de las elecciones de 2024. Esto es así, debido a que está quebrado, no tiene plata. Al punto de que recientemente le negó el aumento del salario mínimo a los empleados públicos, maestros, profesores, jubilados y pensionados. 





Otra posibilidad que mencionamos, consiste en que el gobierno reduzca el encaje legal a la banca, a fin de permitirle otorgar créditos. Esta opción también está negada, porque la banca no tiene dinero para prestar ya que no posee depósitos a plazo ni de ahorro, y el dinero que entra en cuenta corriente en la mañana, sale en la tarde. 

Fuera de estas alternativas, el país tampoco dispone de una industria o actividad, como las exportaciones no tradicionales o el turismo, capaces de darle un empuje significativo a mediano plazo.

Sin embargo, si hay una luz al final del camino. La narrativa es como sigue: 

Cuando Donald Trump fue presidente de los Estados Unidos, las relaciones con Arabia Saudita eran excelentes, a pesar de que su primer ministro, Mohammed bin Salman, estuviera implicado en el asesinato de un destacado periodista. Una vez que Joe Biden asume la presidencia, las relaciones cambian diametralmente, y se plantea un realineamiento de alianzas, que pone en jaque la seguridad petrolera de USA. Biden entonces, como primera prioridad, necesita aumentar las fuentes de abastecimiento petrolero. En este contexto, Venezuela vuelve a adquirir un papel importante. Y es así, que comienzan a producirse algunos eventos que apuntan en esa dirección. 

Lo primero que ocurre es la liberación del narco sobrino, peón clave en el realineamiento. Luego, Chevron consigue del gobierno norteamericano el levantamiento de sanciones lo cual le permite comenzar a producir y exportar, con la finalidad de cobrar su acreencia. Un tercer evento se produce el 19 de noviembre pasado, cuando la Tesorería norteamericana le dio autorización, con restricciones, a las cuatro más importantes compañías de servicios petroleros; Baker Hughes Holding LLC, Halliburton, Schlumberger Ltd. y Waterford International, para realizar operaciones con PDVSA. El permiso se dirige a las actividades de mantenimiento de las operaciones esenciales de los pozos y busca evitar el creciente deterioro de las actuales instalaciones. 

La nueva política ha dado resultados, concretamente, en los primeros seis meses del año, y las exportaciones de Venezuela a USA pasaron de 212 millones de dólares en 2022 a 1.396 millones de dólares, como consecuencia del llamado efecto Chevron. 

Podemos esperar que las anteriores acciones serán seguidas por otras, que lleven a un incremento de las operaciones petroleras norteamericanas, y de otros países, en Venezuela, que eventualmente, repercutan en una recuperación de la economía interna. Esta misma semana las noticias informan que se están redactando reformas a las restricciones norteamericanas a Venezuela, contingentes a las negociaciones con el gobierno de Maduro respecto a las próximas elecciones.

Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/