Zoilo Abel Rodríguez: El significado de “Hasta el final”

Zoilo Abel Rodríguez: El significado de “Hasta el final”

¿Qué significa el concepto “el final” en la expresión HASTA EL FINAL, hoy difundida como la consigna de resistencia y lucha democrática de María Corina Machado en su cruzada por la victoria en la Primaria de la Oposición, rumbo a la próxima Elección Presidencial en Venezuela?

¿No lo saben? Nosotros sí lo sabemos, y se los podemos explicar, no sin dejarles antes un prolegómeno necesario:

La noción “el final”, semánticamente hablando, alude a la meta, la culminación, la llegada, el desenlace, la consumación, la conclusión, la definición, el cumplimiento, el colofón, la etapa final, en fin, entre muchos otros conceptos análogos.





En ese mismo sentido, proponerse ir HASTA EL FINAL conlleva inequívocamente el acto de voluntad de no detenerse en el camino, y menos renunciar y retroceder ante los obstáculos, sean estos cuales fueren, mientras no se alcance la meta propuesta.

A efectos políticos, y concretamente en lo referido al caso Venezuela, en cuanto lema y grito de batalla, no habría más que aplicarlo a la coyuntura y asociarlo figurativamente con los ciudadanos en oficio patriótico, hoy comprometidos con la resistencia y la lucha en el marco de la contingencia político-electoral.

Como ya se dijo, como ya se sabe, María Corina Machado, candidata liberal en la Elección Primaria de la Oposición para la escogencia del abanderado demócrata que enfrentará en su momento al de la dictadura, es la que ha popularizado, no solo como consigna, sino como postulado principista de su campaña, la frase HASTA EL FINAL, la cual ha derivado mediáticamente afortunada, viral y polémica, y ha dado lugar a todo género de interpretaciones y especulaciones, algunas bastante peregrinas y temerarias, y no pocas muy torcidas.

Y ahora toca echarles “una mano amiga” a los chavistas escandalizados y a los inefables “opositores” opositores a María Corina –quienes maliciosamente promueven interpretaciones incluso insólitas de la locución “el final”–, para que no se quiebren tanto la cabeza y sosieguen en alguna medida su imaginación desbordada. 

De manera que, para ahorrarles las tantas vueltas que siguen dándole a esa consigna que no los deja dormir, a continuación la explicación política que corresponde (y me perdonan ustedes la falta de dibujitos en la pizarra):

–El primer “el final” (al que traemos estratégicamente del último lugar al primero en nuestra lista) es acaso el más importante de todos, “el final” de los finales. 

Pero no se sorprendan si les aclaro que el mismo comporta una aparente paradoja, no por paradoja menos pertinente y significativa: ese gran “el final” sería, en realidad, un gran “el comienzo”.

Sí, hasta allí, hasta ese nuevo punto de partida, tan necesario como auspicioso, queremos llegar María Corina y la mayoría de los venezolanos. 

Al momento histórico en que, libradas y ganadas todas las batallas bajo la gloriosa consigna HASTA EL FINAL, liberado el país de sus secuestradores, reivindicadas la Libertad y la Democracia y restaurados el Estado y la Constitución Nacional, con María Corina Machado al frente, los demócratas venezolanos, podamos cambiar “el final” coyuntural por “el comienzo” estructural, y, en efecto, comencemos la construcción de la nueva Venezuela. 

Llegados a ese punto, frente al reto ineludible de la realidad emergente, y con el enorme compromiso de cumplir a cabalidad tan enaltecedora como impostergable tarea…, también nos propondremos ir HASTA EL FINAL.

Pero antes de eso debemos, por supuesto, hacer bueno el lema de campaña de nuestra líder, la compañera María Corina Machado, y trabajar con el mayor de los denuedos… por ir con ella HASTA EL FINAL, donde nos espera la Victoria por la Libertad y la Democracia, victoria que providencialmente significará también “el final” de muchas cosas…

Así es, “el final” de muchas cosas malas, de muchas desgracias, algunas de las cuales, aun si universalmente conocidas, referiremos a continuación:

–El final de la usurpación del poder y el secuestro de Venezuela y de los venezolanos por parte de una dictadura oprobiosa y criminal.

–El final de la desnaturalización del Estado venezolano, y de la violación sistemática de la Constitución Nacional y las leyes

–El final del envilecimiento de las instituciones del Estado –sobremanera del Tribunal Supremo de Justicia, de la Fiscalía y de la Contraloría–, hoy desvergonzada y excluyentemente serviles al PSUV y a la “revolución”.

–El final de la abolición del Estado de Derecho y de la consumación de abominables crímenes de lesa Justicia y de lesa Humanidad.

–El final de la persecución indiscriminada y del secuestro parajudicial por razones estrictamente políticas a dirigentes e integrantes de la oposición democrática y del sector sindical, quienes, durante sus inhumanos confinamientos son objeto frecuente de tortura física y mental. 

–El final de las inhabilitaciones inconstitucionales y de la conculcación por arbitrariedades selectivas de otros derechos políticos y ciudadanos. 

–El final del exilio forzado –en razón de persecuciones y acosos, imputaciones falsas y amenazas continuas– que les ha sido impuesto a dirigentes y militantes de las organizaciones políticas de oposición.

–El final de la diáspora de millones de venezolanos de todas las clases sociales, hoy regados por el mundo a causa de la crisis humanitaria que asola al país.

–El final de las arbitrariedades y los fraudes electorales sistemáticos que propician falsas victorias del oficialismo, favorecen la hegemonía e imponen la continuidad de un régimen sectario y totalitario de signo castro-comunista, cuyo “programa” cardinal es la permanencia omnímoda y perpetua en el control del poder.

–El final de la ideologización y el envilecimiento de la Fuerza Armada Nacional y de sus componentes, en los cuales la mayor parte de la oficialidad y la tropa están descaradamente al servicio del partido de gobierno y de la “revolución” castro-chavista, y no de la Nación.

–El final de la extrema polarización ideológico-política del país en desmedro del trabajo, el estudio y el crecimiento humano y cultural.

–El final de la destrucción sistemática del aparato productivo del país y de la desmoralización de la inversión privada, en nombre de un pseudosocialismo tan ineficiente como ramplón.

–El final de la descomunal corrupción administrativa “revolucionaria”, incluyendo las infinitas formas de peculado de uso y la práctica desmedida del nepotismo.

–El final de la dependencia cada vez en aumento de una viciada economía de puertos, de la que, por cierto, solo se benefician inescrupulosamente los empoderados y los enchufados del régimen.

–El final de la malversación en importaciones tan “oscuras” como desordenadas, y de las expropiaciones y las confiscaciones ilegales.

–El final del alto índice de desempleo, de la inflación galopante e incontrolable y del alto costo de la vida, hoy rayano en lo socialmente criminal.

–El final de la inhumana ineficiencia de los servicios públicos, y en especial del deterioro exponencial del sistema nacional de salud.

–El final de la inseguridad desbordada y del comportamiento delictual de los propios organismos presuntamente responsables del “orden público”.

–El final del adoctrinamiento desvergonzado y pernicioso de la educación en todos sus niveles, lo que se une como agravante a la bajísima calidad de la enseñanza pública en tiempos “revolucionarios”.

–El final del cerco financiero a las universidades y del desconocimiento de los gremios legítimos, lo mismo que de las normas salariales legalmente vigentes por convención, con lo cual se ha orillado a la indigencia inducida a maestros y profesores.

–El final de la violación reiterada del derecho a la libertad de expresión, y del sistemático atropello a los medios de comunicación y a los comunicadores sociales no sumisos ni adulantes del chavismo. 

–El final del endeudamiento indiscriminado e injustificado de la Nación, mediante lo cual se hipoteca criminalmente el país y el futuro de las nuevas generaciones.

–El final del gasto discrecional, desproporcionado y absurdo en armas y equipos de guerra, en su mayoría obsoletos, como los suministrados sobre todo por Rusia y China.

–El final de la pérdida de soberanía y la sumisión vergonzante del Estado, y de las instituciones ante la dictadura castrista, y de los tributos ilegales en dinero público y materia prima a Cuba y a otros países “amigos”, por no decir “chulos”, del régimen chavista.

–El final de la asociación oprobiosa con regímenes forajidos e internacionalmente cuestionados, y de la permisividad delictuosa con la narco-guerrilla colombiana. 

–El final del interminable discurso vacío de contenido que durante más de cuatro lustros ha repetido los mismos trasnochados clichés pseudosocialistas y comunistoides, la misma beligerancia innecesaria, los mismos insultos al “imperio” y a la oposición, las mismas amenazas y las mismas promesas nunca cumplidas. 

–El final de la falsificación de la historia y sus valores y del culto morboso y exacerbado a Chávez por parte de sus acaudillados, quienes, después de su desaparición, han llegado al grotesco extremo de parangonarlo en méritos épicos con los prohombres de las gestas independentistas patrias, al punto de pretender reservarle un nicho en el Panteón Nacional.

Hay mucho más, por supuesto, a lo que ponerle punto final en la Venezuela actual, pero lo referido basta como muestra. Lo que está claro es que sobre este ignominioso inventario de abusos y crímenes de toda laya gravita sentencioso el espíritu del lema de marras, y es por “el final” en absoluto de todas esas perversiones por lo que apostamos María Corina Machado y quienes la acompañamos en su valiente y sostenida marcha… HASTA EL FINAL. 

Un final que será también el desenlace en que la Venezuela digna, decente, democrática, progresista y amante de la libertad materialice –por cualquier vía, incluyendo las que vengan de la mano de los imponderables históricos– la inaplazable empresa de despojar a los siniestros embaucadores “rojo rojitos” del poder político nacional y de abrir las puertas a un futuro patrio exento del perverso estigma que es la siniestra herencia de Hugo Chávez Frías.

El final, en fin, de la tragedia humanitaria que, por vía del incremento acelerado de todas las calamidades antes señaladas se cierne inexorable cuanto cruelmente sobre Venezuela y sobre la gran mayoría de los hogares venezolanos.

Esa y no otra es la sustancia de “el final” al que se refiere la consigna HASTA EL FINAL de María Corina, y es ese “el final” al que los venezolanos estamos dispuestos a llegar.

Con María Corina y con Venezuela HASTA EL FINAL, no hay otra.

Zoilo Abel Rodríguez, El Furrial, 31 de agosto de 2023.