Abraham Sequeda: Pensamiento y hechos para el liberalismo en Venezuela

Abraham Sequeda: Pensamiento y hechos para el liberalismo en Venezuela

Como una línea que quiso cerrar el círculo para la conformación de una República con una sociedad liberal, hoy día aún Venezuela se encuentra en el espeso volumen de una moneda y sus dos caras; de un lado el atraso en el logro de calidad de vida, la pobreza estructurada y la visión limitada, nublada del rol de las instituciones y el ejercicio de la soberanía de cada individuo para construir una sociedad de bienestar. Del otro lado un cuerpo ya visible para forjar el valor de las leyes, el Estado pequeño y fuerte, y la existencia de oportunidades para todos en el marco de las libertades individuales.

Pero ¿cómo es posible un país con una historia inicialmente azotada por el caudillismo, luego los regímenes militares, más tarde una democracia socialista y actualmente bajo el control y caprichos de una estructura montada como institución política a cargo del gobierno, estructuras de redes de delincuencia organizada con poder de decisión sobre los poderes públicos al mejor estilo subversivo; entonces puede estar anhelando y preparando una sociedad liberal?

Quizás el origen también posee algún tiempo, cuando el círculo quiso cerrarse antes de perderse en errores de base, aplicabilidad y honestidad de los principales protagonistas. La historia es historia, pero ocurrió y no podemos olvidar, obviar, subestimar, sustituir, modificar esos hechos. Lo que se puede hacer y es lo que se plantea aquí y ahora, es interpretar las evidencias escritas con un análisis retrospectivo basado en la metodología del ensayo y el error; es decir, a partir de la propuesta original verificar al día de hoy su eficacia en logro de las metas.





De aquí en adelante entonces aplica construir una justificación y viabilidad actual, con el propósito de que, a partir de la propia evidencia hacer una conclusión de lo que se dejó de hacer y alimentarlo con aquellas ideas que han generado buenos resultados en la etapa moderna en muchos países alrededor del mundo (quizás desde unos 50 años atrás).

Justamente entre la segunda y tercera República (llamadas actualmente), realmente denominadas etapas de la independencia, un acontecimiento mostró una desviación del propio deseo; fue en el Segundo Congreso de Venezuela, en Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco, el 15 de febrero de 1819. De varios asuntos se sembró la semilla de la claridad y la conveniencia, dando por sentado la supremacía de la libertad y la fuerza ciudadana para cultivar entonces los talentos.

Konrad Adenauer, luego de la II Guerra Mundial, respondió sobre las acciones de su gobierno para recuperar Alemania: “tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. Más de un siglo antes, en Venezuela se postulaba que la base de la nación, debía inclinarse a moderar un equilibrio entre la voluntad general y limitar la autoridad pública para lograr una acción recíproca entre la voluntad y el poder legítimo. Es decir, en medio de una guerra de independencia germinaba la necesidad de un equilibrio que en una sociedad liberal deben tener el funcionamiento del mercado y las acciones del Estado.

En este mismo texto del Discurso de Angostura, también se admite que todas las bases morales no serán suficientes; es decir, son necesariamente importantes, pero algo más debe ocurrir. Entonces fue presentada la obligación de un sistema de Código de Leyes (muy necesario para una sociedad liberal) y que como ejemplos están aquellas como modelos admirables de Legislación: Gran Bretaña, Francia y América Septentrional (América del Norte).

De aquí en adelante comenzó a operar un componente teórico, y a la sombra de una propuesta de integración no disciplinada, se aísla aún más, consintiendo la idea de que al ser una población venezolana el resultado de una “mezcla de sangre”, sus leyes entonces debían ser diferentes, según las aspiraciones de reivindicación; lo que llama a veces la tropicalización de estas leyes.

La apreciación de una nación con una sociedad liberal auspiciada por un código de leyes eficaz, la limitación del poder y la elevación del ciudadano y sus iniciativas, se ha estudiado y la alternativa de una transición al punto deseado está recorriendo al país. La representación general se encuentra sobre los hombros de María Corina Machado, pero es mucho más, es una potencia de capacidades que están listas para propagarse en la geografía, las instituciones, capital financiero, plantas industriales, en cuyas labores los aspectos generacionales, académicos, productivos juegan cada uno su rol, hasta donde sea posible.

@abrahamsequeda