Carlos Soto @carlossotoph es un músico venezolano que ha sabido transformar la frustración de la distancia en acción, para mantenerse a flote como inmigrante en un país con cultura e idioma diferentes.
En #SoyVenezolano este artista le cuenta a @nandasalas cómo ha sabido aprovechar sus dotes creativos para superar la tristeza del exilio.
“Cuando llegué a este país en el 2016 me tocó trabajar en una feria de comida, limpié tuberías, trabajé en la construcción y poco a poco fui construyendo mi compañía. Desde el primer día llegué comprando una cámara y hacía sesiones gratuitas en Miami a diferentes personas”.
En Venezuela, Carlos se ganaba la vida como DJ. Recuerda con orgullo cómo la creatividad de su música le permitió conocer el país, y disfrutar de la ovación de cada una de las audiencias ante las cuales mezclaba.
“Lo más difícil de haber emigrado a este país primero fue poder trabajar y el poder hacerlo en lo que uno sueña y en lo que a uno realmente le gusta, y también lo más difícil fue que reconocieran el trabajo arduo que uno hace, y gracias a Dios fue reconocido”.
Carlos está convencido de que la perseverancia ha sido su mayor aliada para lograr lo que parecía imposible en Estados Unidos. Dice con orgullo cómo ser inmigrante lo ha enseñado a valorar mucho el camino recorrido y los objetivos alcanzados.
“Acá todos somos iguales, todos somos un número de social security. Somos reconocidos por lo que hacemos”.
Invita a los inmigrantes a no tenerle miedo al fracaso, a desarrollar su talento y su arte con intensidad, a producir dinero haciendo las cosas que les apasionan y a mantener la fe ante las adversidades.
“Si vinieron a este país, éste es el país de las oportunidades. Éste es el país donde el que quiere puede”.
Conoce su historia:
