Gerardo Lucas: Nuevos vientos para el estado vasallo

Gerardo Lucas: Nuevos vientos para el estado vasallo

Desde la más remota antigüedad, alrededor del año 220 antes de Cristo, en el Imperio Chino reinaba la primera dinastía imperial Qin, su emperador, Ying Zheng, detentaba el poder omnímodo sobre el territorio unificado. Los estados circundantes: Sinkiang, Tíbet, Vietnam, Manchuria, Mongolia, Corea, Japón, le rendían pleitesía y mandaban delegaciones diplomáticas con suntuosos regalos y bendiciones para el Emperador. Su poder abarcaba todo el mundo conocido. 

Con ocasión de la visita de Maduro a China, pareciera que las cosas no han cambiado en 2.240 años. Los estados vasallos llegan, a la ahora denominada República Popular China, ante su nuevo e indiscutido emperador Xi Jinping.  Los discursos oficiales, en grandes salones, para intimidar a los visitantes, son los mismos discursos, donde se reiteran “los eternos lazos de amistad entre las dos naciones”, “la elevación de la asociación estratégica”, de acuerdo con el convencionalismo del lenguaje diplomático, que resulta muy similar para todas las delegaciones. El invitado puede regresar contento y satisfecho si es recibido por el emperador en persona.

La vida es así. En la escala de los estados pequeños, el otrora poderoso estado venezolano, al cual venían delegaciones de los países ricos a ofrecer inversiones, depósitos, créditos bancarios, etc., se convirtió, de la noche a la mañana, en una cenicienta. Un país pobre y endeudado. Venezuela, como muchos otros países, ha degenerado en un estado vasallo, pero no solo de China, sino de Rusia, Irán y para colmo, de Cuba.





Hay que recordar que las relaciones con China, especialmente después de la caída de la economía venezolana durante el gobierno de Maduro, se habían enfriado. El gigante asiático no concedía nuevos créditos desde el 2015. Ahora, parece que los tiempos han cambiado, y es por iniciativa e invitación de Xi Jinping que Maduro visita ese país.

¿Qué se traen los chinos? Pienso que el cambio de actitud proviene del interés que ha manifestado Estados Unidos por el país, Venezuela volverá a producir petróleo, por lo tanto, China vislumbra, que de esta manera, el gobierno estará en capacidad de cancelarles los créditos morosos, y que además, nos puedan conceder de nuevo créditos atados para sus proyectos, mano de obra china incluida, y así hacer otro pingüe negocio. En contraprestación, nos darán como Colón a los indios, espejitos y barajitas a cambio de oro.

Algunas fuentes sostienen, que China le ha prestado a Venezuela 62 mil millones de dólares, créditos respaldados con petróleo, de los cuales aún deben unos 20 mil millones. Las exportaciones de petróleo a China, no registradas, y disfrazadas como crudo de Malasia, han crecido de 300 mil barriles diarios en 2022 a 430 mil barriles diarios en lo que va de 2023. Mientras que las exportaciones de China a Venezuela, en lo que va del año, alcanzaron los 1.900 millones de dólares, principalmente en electrónicos y maquinaria.

Con esta visita pareciera que hay un cambio de vientos, cuando el Primer Ministro, Xi, tal como afirman “elevará el nivel de relaciones” a rango de “asociación estratégica”.

En la reunión de la Comisión de Alto Nivel China-Venezuela, se ha planteado la reestructuración de la línea de crédito; un Memorándum de entendimiento entre la Superintendencia de Zonas Económicas Especiales de Venezuela y los Centros Tecnológicos Chinos; así como treinta y un acuerdos de cooperación sobre desarrollo económico, telecomunicaciones, petróleo, industria, salud, turismo, aeronáutica, minería y otras, entre ellas, el compromiso de llevar al primer venezolano a la luna.

Aparte del tema económico, a China también le interesa la relación con Venezuela para conquistar apoyo en los organismos internacionales, aun cuando el país suramericano, al no pagar sus cuotas, carece de derecho a voto; por otra parte, les resulta conveniente respaldar a los regímenes antiamericanos para molestar al vecino del norte; están interesados en mantener una estación de rastreo y espionaje en Venezuela, bajo la figura del Centro Aeroespacial en el Sombrero, estado Guárico, 

Por su parte, el régimen de Maduro manifiesta que “tiene mucho que agradecerle a China”, particularmente, durante la pandemia y frente a las sanciones norteamericanas, pero sobre todo, por mantener vivo un canal de exportación petrolera, y en contraprestación, provisión de bienes.

Por experiencia, sabemos cómo se han manejado los chinos tradicionalmente con los regímenes del Socialismo del Siglo XXI, todos proyectos de su conveniencia, mientras que ven reducir progresivamente la deuda, gracias a los crecientes aportes de la exportación petrolera, China avizora una nueva oportunidad de negocios, sin competencia, con su aliado estratégico para volver a sacarle plata a este ingenuo estado vasallo.

Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/