“Paul McCartney está muerto”: la broma que dio vida a una teoría conspirativa llena de “pistas” que sigue vigente

“Paul McCartney está muerto”: la broma que dio vida a una teoría conspirativa llena de “pistas” que sigue vigente

Un artículo sostenía que Paul había muerto en un accidente de autos en la madrugada del 9 de noviembre del 66 después de salir enojado del estudio de grabación. Mostraban un auto destrozado en el que jamás había viajado

 

 

 





Lo que empezó como una broma, como un artículo satírico en una revista universitaria y como una llamada de un trasnochado a un programa radial de madrugada, terminó convertida en una de las teorías conspirativas más famosas de la segunda mitad del siglo XX, así lo reseñó INFOBAE.

No hay pruebas contundentes que hagan dudar al convencido. Están quienes prefieren pensar que eso sucedió y que desde hace más de cincuenta años se despliega una trama de mentiras, encubrimiento y falsedades para no revelar la verdad impactante: Paul McCartney está muerto. Sin importar lo inverosímil de la cuestión.

La portada de Abbey Road, una canción que se pasa para atrás, una referencia en el sobre interno de un disco, una foto descentrada, alguien descalzo. Cualquier elemento puede servir de pista, de indicio dejado a propósito por los pocos que saben la verdad, para que aquellos que saben mirar, para que los iniciados conozcan los hechos reales. Los demás, los ingenuos y crédulos, viviremos sumergidos en la mentira.

El hecho de que alguien pueda creer que Paul McCartney murió a los 28 años y que luego siguió más de medio siglo de encubrimiento y engaño, que alguien pueda creer que una de las personas más famosas del mundo, prolífica en su profesión y que siempre estuvo en la mira de los medios haya muerto en un accidente automovilístico hace pensar que cualquier teoría conspirativa puede encontrar terreno fértil para propagarse.

En la madrugada del 12 de octubre de 1969, Russ Gibb, el conductor de un programa radial en una FM de Michigan, entre canción y canción, conversaba al aire con oyentes. Entre los que llamaban había, como siempre, de todo. Solitarios, los que pedían algún tema, los que buscaban fama, los que querían dedicarle una canción a la persona que amaban y hasta gente que no estaba bien.

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