El ingrediente secreto de ChatGPT

El ingrediente secreto de ChatGPT

La aplicación ChatGPT de uso masivo en cualquier celular plantea dudas sobre sus alcances. Foto: AP

 

 

 





En noviembre de 2022, la empresa detrás de Facebook lanzó un chatbot llamado Galactica. Después de un torrente de quejas en torno a que el bot inventaba acontecimientos históricos y lanzaba otros sinsentidos, Meta lo retiró de internet, así lo reseñó INFOBAE.

Dos semanas después, la empresa emergente OpenAI de San Francisco lanzó un chatbot llamado ChatGPT. Fue una sensación mundial.

Los dos bots se basaban en la misma tecnología. Sin embargo, a diferencia de Meta, OpenAI había perfeccionado su bot utilizando una técnica que apenas empezaba a cambiar la forma de construir la inteligencia artificial.

En los meses previos al lanzamiento de ChatGPT, la empresa contrató a cientos de personas para que utilizaran una primera versión y aportaran sugerencias precisas que pudieran ayudar a perfeccionar las habilidades del bot. Como un ejército de tutores que guían a un alumno de primaria, le mostraron al bot cómo responder a preguntas particulares, calificaron sus respuestas y corrigieron sus errores. Tras analizar esas sugerencias, ChatGPT aprendió a ser un mejor chatbot.

La técnica, el “aprendizaje por refuerzo a partir de la retroalimentación humana”, está impulsando el desarrollo de la inteligencia artificial en toda la industria. Más que ningún otro avance, ha transformado a los chatbots de ser una curiosidad a convertirse en una tecnología de uso generalizado.

Estos chatbots se basan en una nueva ola de sistemas de inteligencia artificial que pueden aprender habilidades analizando datos. Hay enormes equipos de trabajadores con salarios bajos en Estados Unidos y otras partes del mundo que organizan, refinan y en algunos casos crean gran parte de estos datos.

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