Ramón Peña: Aquel faro de democracia

Ramón Peña: Aquel faro de democracia

En un reciente survey en EE.UU. 49% de sus ciudadanos afirman que la democracia no está funcionando bien, según 40% funciona más o menos y solo 10% aseguran que trabaja bien.

Por mucho tiempo, Estados Unidos brilló como modelo de democracia representativa, estable, confiable, un redil de moderación y consensos, que le arrogó hasta la facultad de lanzarse a impartir lecciones democratizadoras en buena parte del mundo. Hoy, la visión del país es otra. Su otrora ejemplar democracia está contagiada de polarización, fanatismos, posverdad, intolerancia y hasta paranoia.

Los extremismos imponen su criterio dejando al margen el interés general. En un acto inédito, el presidente de la Cámara de Representantes, republicano, ha sido depuesto tras forjar un consenso sobre el presupuesto del país, que evitaba el default de la deuda pública y la paralización del Estado, hecho considerarlo ofensivo por un minúsculo grupo de republicanos extremistas.





Hoy, el candidato más firme a ganar la presidencia de EE.UU. en 2024 es indiciado en crímenes de todo orden, mientras su único contendor exhala frágil ancianidad, revelando una flagrante ausencia de relevo generacional. Un tercio de los ciudadanos continúa negando el último resultado electoral presidencial. La huella del asalto al Congreso el 6/1/2021 se proyecta como sombra perenne de irreconciabilidad. La violencia armada en manos civiles está desbordada, mientras los fabricantes de armas son los mayores lobistas del poder legislativo… Más de la mitad de la población desconfía de la policía, de la Corte Suprema de Justicia, del sistema electoral, del Congreso.

Una profunda desigualdad social y el estancamiento de las condiciones de vida, registrados en la ultimas décadas, han atizado escepticismo y abierto cauce para el populismo, polarización y hasta mesianismo que han plagado la democracia estadounidense en años recientes.

Son serias y progresivas disfuncionalidades y flaquezas del sistema democrático, preocupantes para EE.UU. y sus aliados, pero motivo de regocijo para sus enemigos.