La historia del brutal crimen de una chica de 15 años y el hijo del poder ligado a los Kennedy que sigue libre

La historia del brutal crimen de una chica de 15 años y el hijo del poder ligado a los Kennedy que sigue libre

Una foto de Martha Moxley, la chica de 15 años asesinada en Greenwich (Photo by Erik Freeland/Corbis via Getty Images)

 

Son las 18.30 cuando Martha Moxley (15) se hace un sándwich de queso y lo come a las apuradas. Se pone su parka azul, sabe que está fresco y que la temperatura va a descender, avisa que volverá a las 22 horas y sale de su mansión en el número 38 de la calle Walsh Lane, en el exclusivo barrio Belle Haven, en Greenwich, Connecticut, Estados Unidos. Es un vecindario majestuoso, seguro y donde todas las poderosas familias se conocen. El barrio reúne unas ciento veinte casas. Aquí lleva décadas conviviendo lo más selecto de la sociedad norteamericana.

Por infobae.com





Es el jueves 30 de octubre de 1975, víspera de Halloween, y se festeja lo que se llama la Mischief Night (Noche de travesuras). La adolescente está feliz porque acaban de quitarle sus brackets y luce una sonrisa perfecta, impecable. Se junta con su amiga Helen Ix y luego se les suma un vecino de 11 años, Geoffrey Byrne. El trío comienza a circular por las calles tocando los timbres de las mansiones y haciendo bromas inocentes. Tirar huevos y colgar papel higiénico en los árboles de los parques es algo tolerado en una noche como esta.

Entre las imponentes casonas, construidas sobre terrenos enormes que ostentan autos deportivos en sus entradas arboladas y piletas y yachts en los muelles traseros, se escuchan risas y diversión. Los hijos de los ricos destilan alcohol a carcajadas mientras deambulan por sus jardines.

Los tres terminan yendo en frente, a la mansión estilo Tudor de los Skakel, pero los siete hermanos no están allí. Son recién las 20.15 y ellos han ido con su nuevo tutor a comer al club de Belle Haven ya que su padre, el dueño de casa, se encuentra en una cacería. Siguen camino hacia la casa de la familia Moukad, en Otter Rock Drive. Allí Martha come un helado y se les une otra amiga, Jackie Wetenhall. El cuarteto deja la vivienda de los Moukad y vuelven a la casa de los Skakel. Para ese entonces eran las 21.10 y ya todos habían regresado de comer. Se quedan unos veinte minutos bebiendo y jugando. Jimmy Dowdle (17 y primo de los dueños de casa) toma unas cervezas con Michael Skakel (15) y John Skakel (16). Martha coquetea con Tom Skakel (17). Se besan. Una amiga los ve caer detrás del cerco de plantas.

Son pasadas las 21.30.

A las 2 de la madrugada del 31, al ver que Martha no ha vuelto a la hora prometida, su madre Dorothy Moxley llama a la casa de Helen para preguntar si está con ella. No lo está. Se sienta a esperarla en el sillón, mirando por la ventana que da al frente. Se queda dormida. Cuando se despierta ya ha amanecido. Va directo al cuarto de su hija, pero ve la cama hecha. Martha no ha regresado. Asustada, se comunica con la policía. Al principio, las autoridades no se muestran preocupadas, piensan que la adolescente puede haberse quedado a dormir en alguna de las casas de sus amigos. Dorothy, en cambio, está muy inquieta. No es algo que Martha haya hecho antes. Sale con su hijo John, por el barrio, a tocar timbre por timbre. La primera casa que visitan es la de enfrente, la de los Skakel. Los atiende Tom y les dice que no sabe nada de Martha. Al rato todos la están buscando.

Dos horas después, una compañera de colegio es quien encuentra su cuerpo en la misma propiedad de los Moxley, en una zona de árboles, debajo de un gran pino. Está a solo 180 metros de la puerta de entrada de su casa. Se ve su pelo rubio pegoteado y tiene la cara contra el suelo contra el charco que se ha formado con su propia sangre. Su ropa interior y sus jeans están a la altura de sus tobillos. Su cabeza ha sido destruida a golpes. Su sonrisa impecable es una mueca. En su mocasín izquierdo se puede leer escrita la palabra Tom.

Un hierro de golf: el arma mortal

Los peritos forenses dictaminaron que Martha no había sido abusada. Debido a la ausencia de marcas defensivas, establecieron que la habían atacado por sorpresa. El primer golpe habría sido directo a su mandíbula y habría caído inconsciente. Luego de más golpes feroces y el apuñalamiento, su cuerpo inerte fue arrastrado por su victimario entre 50 y 80 metros más hasta ser dejado debajo del pino, cerca de la casa de sus padres.

Ningún vecino escuchó gritos. Tampoco ladridos de perros.

No fue difícil identificar el arma asesina: cerca del cadáver había tres de los cuatro trozos en los que se había partido un hierro de golf número 6, de un juego femenino de la marca Toney Penna. Faltaba la cuarta parte, justo la que tenía el grip donde deberían estar las huellas dactilares del agresor.

En la cabeza de la joven había incrustados trozos de metal. No sólo había recibido drives mortales sino que su homicida había tomado una sección del hierro con punta afilada para apuñalarla en el costado de su cuello.

Había sido un ataque salvaje que estimaban había sucedido entre las 21.45 y 22.

Para leer la nota completa pulse Aquí