El papado de Juan Pablo II: la caída del comunismo, sus visitas a la Argentina y la intimidad de su agonía

El papado de Juan Pablo II: la caída del comunismo, sus visitas a la Argentina y la intimidad de su agonía

Juan Pablo II

 

Octubre de 1978, Argentina todavía festejaba el Mundial de fútbol, mientras avanzaba la represión ilegal de los militares sobre la población civil. Ese mismo año, todo el mundo siguió por la televisión la increíble muerte de Juan Pablo I tras 33 días de Papado, y la histórica chimenea con humo blanco que indicaba la elección de un nuevo Papa para la Iglesia Católica. En este caso el habemus papa ocurrió el 16 de octubre, hace 45 años. Así, Karol Jozef Wojty?a se convertía en Juan Pablo II, el primer Pontífice que no era de origen italiano. Al momento de ser elegido tenía 58 años.

Por infobae.com





Wojtyla había nacido un 18 de mayo de 1920 en Wadowice, una pequeña ciudad cerca de Cracovia, en el seno de una familia de clase obrera polaca. En 1940, la ocupación nazi de Polonia lo obligó a interrumpir sus estudios universitarios de Letras. Los ocupantes impusieron la obligatoriedad del trabajo, lo que convirtió al futuro Papa en obrero en una cantera de piedra primero y luego en una fábrica química.

El obrero que se convirtió en Papa

Mientras trabajaba como obrero, Wojtyla siguió formando parte de una troupe de teatro de vanguardia que actuaba en la clandestinidad, ya que representaba una forma de resistencia cultural a la ocupación y a la opresión política e ideológica del nazismo.

“Soy hijo de una Nación que vivió las más grandes experiencias de la historia, que sus vecinos condenaron a muerte varias veces, pero que sobrevivió fiel a sí misma. Conservó su identidad, no apoyándose en el recurso a la fuerza física, sino sólo apoyándose en su cultura”, sostuvo en un discurso que pronunció ya como Papa ante la Unesco en 1980.

De su experiencia fabril, conservó una gran preocupación por la problemática social y laboral. En 1979, durante una visita a México, habló frente a obreros en Monterrey. “No olvido los años difíciles de la guerra mundial durante la cual yo mismo viví la experiencia de un trabajo físico como el de ustedes. Sé perfectamente cuán necesario es que el trabajo no sea fuente de alienación y de frustración, sino que se corresponda con la dignidad superior del hombre”.

Y en la encíclica Centesimus annus (1991) advierte contra el capitalismo salvaje: “La solución marxista ha fracasado, pero fenómenos de marginalización y de explotación perduran en el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, así como fenómenos de alienación humana, especialmente en los países más avanzados”.

En 1942, Karol ingresa al seminario sacerdotal de Cracovia, que funcionaba en la clandestinidad bajo el régimen impuesto por Adolf Hitler. En 1946 se ordena sacerdote, un año después del final de la Segunda Guerra Mundial. Trabajando como religioso en la reconstrucción de su país y desde Cracovia, en 1958 es designado Obispo Auxilliar de su ciudad. Años más tarde, Pablo VI lo convierte en el Arzobispo de Cracovia.

Wojtyla fue un protagonista del Concilio Vaticano Segundo que se desarrolló entre 1962 y 1965. Durante esas jornadas se modificó el pensamiento de la Iglesia, y se hicieron reformas luego de más de 1900 años de historia y tradición. Los cambios fueron desde la modificación del idioma latín en las misas, hasta la apertura hacia el mundo. Allí, Wojtyla formó su visión estretégica que años más tarde marcarían su estilo de conductor de la Iglesia. Tras su asunción en 1978, Juan Pablo II se convirtió en un líder espiritual y político que intervino en algunos de los cambios históricos de sus más de dos décadas de papado.

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