A 20 años de la beatificación de la Madre Teresa: de ayudar a morir a los pobres “como ángeles” al vínculo con Lady Di

A 20 años de la beatificación de la Madre Teresa: de ayudar a morir a los pobres “como ángeles” al vínculo con Lady Di

La monja tuvo estrecha relación con la princesa de Gales (Photo by Jayne Fincher/Princess Diana Archive/Getty Images)

 

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”, se definía Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida mundialmente como la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz en vida y beata y santa después de su muerte.

Por infobae.com





Beatificada hace hoy 20 años por el papa Juan Pablo II, esa monja baja y enjuta, que el mundo identificó por su rostro arrugado y el tremendo contraste que mostraban sus fotos con Diana de Gales, es quizás una de las figuras más controvertidas de la Iglesia Católica, rescatada oficialmente por su labor con los moribundos y cuestionada por otros por sus relaciones con los más poderosos – muchos de ellos corruptos – y por su exaltación del dolor, al punto que el escritor estadounidense Christopher Hitchins llegó a llamarla “Ángel del Infierno” y el argentino Martín Caparrós la señaló como una mujer fascinada por el dolor y la muerte.

“La muerte es el escalón más alto del ser humano. Una persona alcanza ese estado más alto cuando muere en paz con Dios (…) Ver como sufren su destino es también algo maravilloso. Sufren como Jesucristo en la cruz y así se acercan a él”, supo decir. Quizás por eso, en sus tanatorios no se trataba de salvar las vidas de los enfermos sino de acompañarlos hasta morir.

De Albania a India

Nacida en Skopje el 26 de agosto de 1910, Agnes Bojaxhiu era hija de una familia albanesa acomodada. Fue educada estrictamente en la fe católica y a los 17 años abandonó el hogar para ingresar en la orden de la Virgen de Loreto en Irlanda, vocación que después continuó con su noviciado en la India.

Ella misma contaba que recibió el “llamado de Dios” en septiembre de 1946, durante un largo viaje en ferrocarril a Calcuta, en el que descubrió que su misión era la de ayudar y asistir a los más pobres de entre los pobres.

Tan convencida estaba que pidió permiso al papa Pío XII para abandonar el convento, irse a vivir a Calcuta y fundar una nueva orden. Todo eso le fue concedido y se convirtió en la creadora de las Misioneras de la Caridad. Desde entonces vistió siempre el atuendo de los más pobres de India: el sari blanco con tres franjas azules con que la conoció el mundo entero.

De esa decisión escribió en su diario: “Nuestro Señor quiere que sea una monja libre cubierta con la pobreza de la cruz. Hoy aprendí una buena lección. La pobreza de esta gente debe ser algo muy difícil para ellos. Mientras buscaba por un hogar caminé y caminé hasta que mis brazos y piernas me dolieron. Pensé entonces qué tanto debía dolerles a ellos en su cuerpo y alma, buscando por un hogar, por comida y por tener salud. Por mi propia elección, mi Dios, y porque te amo, deseo permanecer y hacer lo que sea que tu Santa voluntad me pida”.

Pobres y moribundos

En 1952 inauguró el primer hogar para moribundos en Calcuta. Luego de obtener ayuda de diversos funcionarios indios, convirtió un abandonado templo hindú en el Hogar para moribundos Kalighat, un hospicio gratuito para los pobres.

Tiempo después su nombre se modificó a Kalighat, la casa del corazón puro. A todos aquellos que llegaban a este lugar, la Madre Teresa, como pasó a llamarse, les ofrecía una mínima atención médica, pero sobre todo la oportunidad de “morir con dignidad” de acuerdo con los rituales de su propia fe: los musulmanes leían el Corán, los hindúes recibían agua del Ganges y los católicos obtenían los últimos ritos.

La monja albanesa describía así el proceso hacia la muerte que les ofrecía a quienes llegaban al tanatorio: “Para personas que vivieron como animales, una muerte hermosa es morir como ángeles, amados y queridos”.

A mediados de la década del 60, con el visto bueno del papa Paulo VI, la orden comenzó a propagarse por el mundo. Primero estableció su congregación en Venezuela y más tarde inauguró establecimientos en Roma, Austria y Tanzania. Con el correr de los años, las Misioneras de la Caridad se expandieron por América, Asia, África y Europa.

Cuando Teresa de Calcuta murió, el 5 de septiembre de 1997, la orden tenía 610 misiones en 123 países, incluidas tareas en hospicios y hogares para personas con Sida, lepra y tuberculosis, comedores populares, programas de asesoramiento para niños y familias, orfanatos y escuelas.

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