Gerardo Lucas: ¿Le llegó su hora a la dolarización?

Gerardo Lucas: ¿Le llegó su hora a la dolarización?

Creo que ha llegado la hora de tomar en serio la dolarización de la economía en Venezuela. Las negociaciones Biden-Maduro y la firma de los primeros acuerdos que contemplan una ruta hacia las elecciones del 2024, abren, por primera vez en años, la posibilidad de un cambio que permita considerar soluciones concretas a los problemas que agobian a los venezolanos.

Mientras esté en el gobierno Nicolás Maduro es imposible o muy poco probable que se dolarice la economía, porque el gobierno está totalmente quebrado y depende de la emisión de dinero inorgánico del Banco Central para pagar los sueldos y salarios de la Administración Pública, las pensiones y los múltiples bonos patrióticos a los jubilados y pensionados. Sabemos cómo funciona este sistema macabro: déficit fiscal financiado con crédito al gobierno por parte del BCV; emisión de dinero inorgánico; inflación y devaluación.  Luego, se repite el círculo.

La dolarización aparece como alternativa cuando los gobiernos fracasan en el manejo de su política fiscal y monetaria a causa de su ambición populista. Este es el caso de Venezuela, tanto de sus gobiernos democráticos como socialistas. Lo mismo sucedió en Ecuador, El Salvador y ocurre en Argentina. De forma que, para Venezuela, el primer requisito está más que cumplido.





En América Latina tres países han dolarizado su economía. El primero en hacerlo fue Panamá en 1904 cuando cambió el balboa por el dólar, aunque el balboa sigue en circulación y su valor es equivalente al del dólar. Los resultados netos pueden considerarse favorables: con una inflación de 3,5 % durante los últimos 12 meses; no hay devaluación externa de la moneda; el ingreso per cápita es de 16.700 dólares, mal distribuido; en 2022 repuntó la economía en 10,8%, luego de la caída que experimentó en el 2020; aunque persiste la desigualdad, el desempleo y la informalidad. En Ecuador la dolarización ocurre en enero del 2000; en la actualidad tiene una inflación anualizada de 2,2% a septiembre 2023; la economía registra un crecimiento del 3,3% en el segundo trimestre de este año; el ingreso per cápita es de casi 6.000 dólares y sigue creciendo. El Salvador adoptó el dólar a finales del 2000, con un ingreso per cápita de 4800 dólares; una inflación anual de 6,8% a febrero 2023; estiman un crecimiento lento de la economía de un 2,8% para este año, pero su nivel de vida es “bajísimo”. 

Las ventajas son conocidas: control de la inflación a niveles aceptables; incremento en la confianza del público y los inversionistas; posibilidad de crear ahorro interno; tener una moneda que permita medir el valor de bienes y servicios; evita, en gran medida, los déficits fiscales al impidir el financiamiento inorgánico del banco central, entre otras.

La dolarización no es una panacea. Las ventajas principales las hemos descrito. Las desventajas, algunas conocidas y otras inesperadas, tienen que identificarse. La desventaja más conocida consiste en que la masa de dinero en circulación dependerá del flujo neto de las transacciones externas, entrada y salida de divisas, que dependen a su vez de múltiples factores, entre ellos, la confianza y estabilidad del régimen de turno. Una salida o fuga brusca de capitales puede dejar al país sin medios de pago. Mientras que una entrada brusca puede causar una inflación de los bienes y servicios internos, que no se ajusten al mismo ritmo a la demanda. Puede afectar la tasa de crecimiento, puesto que no se pueden implementar políticas keynesianas para estimular a la economía, como se han utilizado en Estados Unidos y muchos otros países incluyendo Japón, país no consumista, cuyo crecimiento depende del déficit fiscal.

Estimo que este es un momento propicio para iniciar la conversación. Para abundar sobre el tema, recomendamos la lectura del trabajo del profesor de la UCAB, Luis Zambrano Sequin Dolarización y Desdolarización. Un dilema para Venezuela, junio 2022. 

Gerardo Lucas. Economista/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/