Alfredo Maldonado: No me grite que no soy sordo ni ciego

Alfredo Maldonado: No me grite que no soy sordo ni ciego

Andan alebrestados estos castromaduristas porque no se imaginaron lo que iba a pasar el pasado domingo 22 de octubre, pero hay que ser comprensivo con ellos. Si al gobierno de Israel lo agarraron los asesinos de Hamás fuera de base, ¿por qué no iba a pasarle a gente menos inteligente que creía además que tenía al pueblo agarrado por la chiva?

Conozco por aquí a una señora, buenota ella, que es detestada por mucha gente de la cuadra –“grosera” es lo menos que la llaman- pero todos le sonríen y la buscan porque es la que hace el trabajo comunal, al menos agrupa a los vecinos para organizar, por ejemplo, que venga un camión cargado con bombonas de gas. Claro, después tiene uno que ir a buscar su bombona donde ella y el camión están esperando apaciblemente, pero siquiera el camión vino por estos lados, los vecinos hemos aprendido a llevar las vacías y traer las llenas dándole vueltas a la bombona, pero la vaina es con subidas, bajadas y desniveles en una callecita estrecha, con curvas, subidas y bajadas que ha sido asfaltada 2 veces en cincuenta años, que es lo que llevo viviendo por acá desde que la calle era de tierra y algunos vecinos ataban caballos a la reja para después trasladarse al pueblo, El Hatillo para más detalles. Eran aquellos tiempos cuando a las seis de la tarde no se escuchaba ni una chicharra en la Plaza Bolívar.

También gestiona documentos y los consigue por precios razonables pero no te salva de la espera y de la cola, lo que le quita a uno es andar de cola en cola tratando de saber qué es lo que debe hacer.





Y la señora, silenciosamente, vive el día a día con sus gestiones, y de ellas vive. A diferencia del castrocomunismo que grita lo poco que hace y aulla lo mucho que deja de hacer. Para ella no fue sorpresa que ganara María Corina Machado, la sorpresa fue la gente que, como ella, acudió a votar.

Por su trabajo y sus gestiones para vivir la señora fue al centro electoral a curiosear pero no a votar, y fue la primera que me dijo, el martes por la mañana que tenía que hacer nuevos amigos “porque esto se jodió, jefe, no por la mosquita muerta de la Machado sino porque la gente la apoya a ella, creo que el chofer del camión del gas si fue y votó por la Machado, traidor calladito”. Y quien la llevó fue un motorizado del pueblo al cual ella siempre contrata para venirse del pueblo a la callecita, al final, y que le dijo apenas se montó en la parrilla el domingo “me llama para irla a buscar, eso es un gentío”, pero se tranquilizó cuando ella le aclaró que sólo era un paseo.

Pero lo que la indignó el miércoles, cuando esperaba a Montero, su motorizado favorito, fue que “ando arrecha, este gobierno es estúpido, quieren decirle a la gente que lo que vio no lo vieron, ahora quieren meter presa a María Corina, estos chavistas están buscando que se les arme otro peo”.

Montero tiene dos amigos motorizados chavistas, el más viejo le cuenta a todo el mundo que cuando él estaba en el ejército en Maracay, donde parece que estuvo en algo de tanques. “conocí a mi general Baduel, ése era un jefe y Chávez un mojón y usted me perdona por el inglés, jefe”.

Los amigos de Montero andan molestos porque en el régimen “nunca se preocuparon, ¡Maduro y Diosdado no son el Comandante Chávez!”

Montero y la señora coinciden en que el régimen quiere hacer ahora lo que no hizo antes, “andan chillando que no estuvo el gentío que estuvo, ¿creerán que somos ciegos?”.

Que es el problema que tiene Nicolás Maduro y “anda poniendo a su mujer y al pelón Rodríguez a decir que lo de la oposición fue un fraude este domingo”, y completa uno de ellos “¿quién les va a creer?”, y señala la señora con experiencia de la vida “mientas más traten de callar a María Corina más la quiere la gente y más se fijan los gringos en ella, ¡ese viejito báiden va a terminar pegándose a Maduro!”.

Arrancando la moto me aseguró Montero, ¡creen que somos sordos y ciegos!