Déjate querer, la novela en la que Catherine Fulop vivió su propia y real historia de amor para toda la vida

Déjate querer, la novela en la que Catherine Fulop vivió su propia y real historia de amor para toda la vida

Catherine Fulop y Carlos Mata en Déjate querer (1993) | Foto: imdb

 

Con su compatriota Carlos Mata, la venezolana protagonizó en 1993 este culebrón en suelo argentino. Por entonces, se estaba separando de Fernando Carrillo y no imaginaba que la esperaba el flechazo con Ova Sabatini

Hubo un tiempo que las pantallas argentinas estaban copadas no por novelas turcas sino argentinas y venezolanas. Entre las historias que venían del país caribeño, un galán “mataba”: Carlos Mata, el protagonista de Cristal, La dama de rosa y Señora. Mientras el actor enamoraba audiencias, una compatriota suya magnetizaba con su belleza y energía: Catherine Fulop, la protagonista de Abigail. El furor por estos venezolanos era tan evidente que el productor Raúl Lecouna decidió que la dupla sería ideal para protagonizar un éxito en la Argentina. Así nació Déjate querer, la novela donde la actriz conoció y se enamoró de Osvaldo Sabatini.





Por Infobae

Cuando a Carlos Mata le llegó la propuesta de Lecouna, ya había tenido contacto con el país que inventó el dulce de leche. “Cuando estudiaba arquitectura y hacia teatro musical, vivía en un departamento muy grande que rentaba y le di albergue a dos hermanos argentinos. A los seis meses éramos once entre mendocinos, correntinos, porteños. Llegó un momento que tenía que pedir permiso para entrar a mi casa. Ahí conocí la música de Sui Generis, de Almendra, de los grandes del rock argentino. Cuando llegué al país, ya tomaba mate”, recordó en el programa Informados de todo.

La figura de Mata comenzó a ser conocida en 1987 cuando Canal 11 emitió Cristal por primera vez. Muchas adolescentes suspiraban por ese galán no muy alto pero con aspecto de caballero, tanto que en 1992 Cris Morena lo llevó aJugate Conmigocomo invitado donde cantó “Déjame intentar”, con la efervescente tribuna a sus pies.

Poco a poco se supo un poco más de ese actor que llegó a la actuación casi por casualidad. “Un día, un compañero de facultad me pidió que lo acompañara a un casting para un musical de rock. Él hizo su prueba y yo estaba sentado al final del teatro. Cuando el director me vio, me dijo: ‘Eh tú, el de pelo largo. Baja’. Esas cosas que no las piensas y bajé. Me hizo cantar una canción, me pidió un ejercicio de improvisación (que fue desastroso) y quedé porque, según él, tenía talento”, contó acerca de sus comienzos.

Debutó en la pantalla chica en 1985, con la telenovela Adriana. Lo increíble es que durante muchos años se negó a hacer televisión. “Me llamaban y yo no quería. Aquello de hacer telenovelas se veía con mucha desconfianza. Yo era del palo del teatro y había mucho prejuicio. La primera vez que acepté hacer una novela fue en un canal del Estado. Lo hice porque iba a perder mi departamento. Yo vivía del teatro y estaba haciendo la tesis de la facultad”, contó.

Un año después de su debut en televisión, una caraqueña de 21 años obtenía el tercer puesto como Miss Venezuela y al año siguiente iniciaba su carrera como actriz, Catherine Amanda Fulop. El éxito no tardó en llegar, en 1988 protagonizó Abigail y dos años después se casó con su coprotagonista: Fernando Carrillo. La actriz triunfaba en su país, Estados Unidos y México, pero ella secretamente quería seguir el camino de Grecia Colmenares y ser una celebridad en la Argentina.

Si Mata y Colmenares brillaban en pantalla, detrás de cámara Raúl Lecouna ya era el productor de las novelas más exitosas. Comenzó con Amo y Señor y siguió con El infiel, El vidente, Celeste, Perla Negra. Sus propuestas eran tan atractivas que Univisión, la cadena de televisión estadounidense dedicada a los hispanohablantes, se aseguró de contar con ellas en su programación. Atento a las dos grandes figuras del momento, y a la repercusión que lograban en todo el continente, decidió convocar a los venezolanos para Déjate querer.

Cathy Fulop y Ova Sabatini durante su casamiento | Foto: Infobae

 

En una de las reuniones previas, Fulop quedó impactada por la belleza de un morocho argentino, Osvaldo Sabatini. “Toda la novela yo lo miraba, pero nunca pasó nada porque yo estaba terminado una relación y él también tenía sus cositas. Más allá de que mi relación estaba muerta, faltaba enterrarla. ¿Viste cuándo velas a un muerto?”, le contaría muchos años después la actriz a Teleshow.

Volviendo al set de filmación, había miradas, alguna sonrisa, pero ningún avance. “La novela ya terminaba, faltaban pocos capítulos, y yo digo: ‘Hay Dios mío, ¡ese tipo!’. Al final de un día me lo cruzo en un pasillo con mi amiga, Alejandra Gavilanes, y entonces le digo: ‘¡Ay, qué bello eres!’, y mi amiga agregó: ‘Ella te quiere dar un beso’, ‘Bueno, yo también’, dijo él…y bueno, me dio un beso”, contó la actriz. Al final de la novela, él solía llevarla en su auto porque el de ella estaba roto y Cathy pensaba: “¡Qué bello tener hijos con este hombre!”. Divertida, contó que una de las cosas que la enamoró de Ova fue “su manera de plegar la ropa a medida que nos desvestíamos. Pero fue recién cuando lo vi lavar su ropa interior cuando me enamoró definitivamente”.

Así de enamorada, Cathy llamó a su mamá en Venezuela y le anunció “¿Tú conoces una tenista que se llama Gabriela Sabatini? Tiene un hermano, que es el padre de tu futuro nieto”. Antes de formalizar, cada uno arregló su situación. Se casaron en 1998 después de que ella firmara su divorcio con Carrillo. Antes, el 11 de marzo de 1995, el argentino le regaló un anillo de diamantes de compromiso.

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