Los presuntos selfies y chats que la reina Letizia de España le mandaba a su amante

Los presuntos selfies y chats que la reina Letizia de España le mandaba a su amante

Letizia Ortiz y Jaime del Burgo. | Foto: Twitter Jaime del Burgo

 

 

 

El mundo entero se paralizó cuando en mayo de 2004 se realizó una de las bodas más comentadas y seguidas de la realeza europea, cuando contrajeron matrimonio el entonces príncipe de Asturias con Letizia Ortiz Rocasolano, una joven periodista y presentadora, nieta de un taxista y divorciada, que era conocida porque llegaba a los hogares españoles a través del Telediario, siendo una de las caras más conocidas de la televisión del país ibérico.

Por Semana

La historia parecía sacada de una clásica película romántica: la pareja se había conocido durante una cena organizada por un amigo en común en 2002. Esa noche, el futuro rey quedó impresionado con la bella reportera, para entonces separada del que había sido su primer esposo, el escritor Alonso Guerrero. Desde esa cena, Letizia y Felipe se hicieron amigos, hubo un gusto mutuo y no pasaría mucho tiempo antes de que la chispa inicial se transformara en amor.

Durante alrededor de un año, la pareja mantuvo su relación en secreto. Nadie sabía del romance entre el futuro rey y la presentadora. El viernes 31 de octubre de 2003, Letizia cerraba su noticiero ante los televidentes, como de costumbre, dio las buenas noches y deseó que sintonizaran el programa el lunes siguiente. Pero, pocas horas después, el 3 de noviembre, España despertó con la noticia del compromiso. Ella nunca volvió a Telediario. Fue el final de su carrera como periodista y el comienzo de su nueva vida como parte de la corona.

Pero el cuento de hadas tendría otra realidad bastante distinta a la que conoció el mundo. El periodista Jaime Peñafiel conoció de cerca la historia. Ha dedicado buena parte de su carrera a seguir los pasos de la monarquía y, desde el momento en que se anunció el compromiso entre el ahora rey Felipe VI y la reportera, intuyó que esa relación que miles veían con ojos bondadosos en realidad no cuadraba del todo.

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