De ordinario soy muy estricta con la rutina, especialmente cuando se trata de dormir.
Por BBC Mundo
Me preparo para ir a la cama mucho antes de empezar a sentirme cansada: me pongo el pijama, me lavo los dientes y hago una rutina de cuidado de la piel muy elaborada.
Dejo mi teléfono en el comedor donde se queda durante la noche, luego me retiro a mi habitación (que está tranquila, con poca luz y con una temperatura perfecta como la de Ricitos de Oro) para escribir brevemente en mi diario de gratitud.
Le sigue media hora de lectura de ficción, antes de apagar las luces aproximadamente a las 11 de la noche.
Ocho horas y media después, suena la alarma y me despierto sintiéndome… cansada.
Estoy en mi mediana edad, hago ejercicio con regularidad y, hasta donde yo sé, estoy sana (toco madera).
¿Por qué, entonces, no logro la mayoría de las mañanas sentirme con energía y entusiasmo, a pesar de haber dormido lo suficiente?
Resulta que no estoy sola. Según un meta análisis de 2023 que examinó 91 estudios en tres continentes, uno de cada cinco adultos en todo el mundo experimentó fatiga general que duró hasta seis meses, a pesar de no tener afecciones médicas subyacentes.
En EE.UU., el 44% de los más de 1.000 adultos encuestados por la Fundación Nacional del Sueño en 2019 dijeron que sentían sueño de dos a cuatro días a la semana.
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