Buscar comida en los basureros: el modus vivendi que persiste en Zulia

Buscar comida en los basureros: el modus vivendi que persiste en Zulia

Buscar comida en los basureros: el modus vivendi que persiste en Zulia

 

 

 





La basura en el último quinquenio se ha convertido en fuente de empleo de muchos ciudadanos del estado Zulia. Unos rebuscan entre la basura para comer y mitigar el hambre; otros recolectan plástico o cobre para vender.

Lexzys Lugo // Corresponsalía lapatilla.com

Árnol Guerra se dedica a recoger basura y botarla en el vertedero. Vive en el municipio San Francisco y su lema es “todo trabajo dignifica”.

“Como trabajo recogiendo basura y seleccionándola, la gente nos mira por encima del hombro. No es mi culpa que no consiga un trabajo mejor, pero debo de jurungar en la basura para poder comer. Tan dura que está la cosa y hay gente que echa hasta medio bistek a la basura. Ese fue mi almuerzo ayer”, contó.

Árnol contó que, además, selecciona los envases plásticos y le pagan a 4 bolívares el kilo. Espera juntar una gran cantidad para poder percibir, por lo menos, dos dólares. También recolecta hierro, cobre y cables en los basureros para venderlo. El kilo lo pagan en 5 dólares.

“Con eso sí de tener más cuidado, porque pagan bien, pero si los pavos (policías) te ven con eso, empieza el show”, relató.

Guerra, al igual que muchos otros zulianos, resguardan espacios donde botan la basura, las acomodan, sacan provecho de allí, como comidas y zapatos. A su pequeña hija de seis años debe tenerla consigo día y noche, porque la mamá emigró a Colombia.

“Gracias a Dios mi hija es conforme con lo que le doy de comer, con eso se siente satisfecha y cuando no hay, bueno tomamos mucha agua. Yo recolectó basura en la tarde y noche, después nos vamos al rancho a las 6:00 de la mañana. Nos venimos acá al punto a recibir la basura y seleccionarla”.

Carretilleros irrespetan cronograma

Paradójicamente en Zulia, lo que es desperdicio para unos, es la comida de otros. Así lo asegura Aura Buendía, sexagenaria que trabaja en la recolección de desechos.

Lo preocupante del caso es que quienes recogen basura, lo hacen sin ningún tipo de medida de bioseguridad, no usan guantes y mucho menos tapabocas.

Aura pese a que no tiene sueldo, todos los días consigue algo que llevar a su mesa. “Los señores que vienen a botar basura a veces me regalan 10 o 5 bolívares, más lo que saco de la basura y lo que vendo, remedio para un kilo de cambur o una chicha para el día”, relató.

La abuela Buendía, como le dicen cariñosamente en el punto de disposición de desechos, “no se va en blanco” ningún día, es decir, siempre gana por lo menos un dólar, y come aunque sea una vez al día.

Pese a que no se tiene cifra oficial de cuántas personas trabajan en la recolección y selección de basura, son decenas de hombres, mujeres y niños los que se observan deambulando por las calles, llevando los desechos en carretillas.

Este oficio ha sido muy demandado en los últimos años, pues solventa las necesidades básicas de quienes se dedican a esta actividad. En algunos municipios, como Lagunillas, en la Costa Oriental del Lago, han prohibido que los llamados “carretilleros” recojan la basura en las casas. Según el alcalde José Mosquera, ellos lanzan los desechos sólidos a toda hora y en cualquier lugar de la vía pública.

A juicio de la autoridad local, ocasionan un problema al municipio, porque no tienen orden en lo que hacen e irrespetan el cronograma de limpieza. En este municipio la recolección de desechos sólidos fue cedida a una empresa privada, la cual cobra por el servicio entre 3 y 5 dólares en zonas residenciales.

En los municipios urbanos como Maracaibo y San Francisco siguen trabajando los carretilleros. La solicitud de las autoridades es que respeten el cronograma y trasladen la basura a los sitios de recolección el día que corresponde.