De evadir jaguares y serpientes a vivir en hotel de Utah: La odisea de una familia venezolana para llegar a EEUU

De evadir jaguares y serpientes a vivir en hotel de Utah: La odisea de una familia venezolana para llegar a EEUU

(Rick Egan | The Salt Lake Tribune) Yulianny Escudero escucha mientras Eduardo Marchena habla sobre el viaje a Estados Unidos desde Venezuela, el miércoles 14 de febrero de 2024.

 

Después de evadir jaguares y serpientes, soportar un centro de detención y pasar tiempo en las calles, caminar por la jungla y viajar en autobús a la Gran Manzana, se encontraron en Salt Lake City.

Por The Salt Lake Tribune





A última hora de una gélida noche de febrero, la familia de nueve miembros de Eduardo Marchena y Yulianny Escudero aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Salt Lake City desde la ciudad de Nueva York.

No tenían conexiones en la ciudad, sabían poco inglés y no tenían adónde ir.

“Cuando llegamos, no sabíamos qué hacer después de llegar al aeropuerto”, dijo Marchena en una entrevista realizada en español. “No sabía dónde teníamos que buscar refugio”.

Miembros de la familia de Marchena y Escudero abandonaron su hogar en Venezuela en septiembre en busca de asilo y mayor estabilidad en Estados Unidos. En Venezuela, tenían dificultades para acceder a productos básicos como fórmula para bebés y no podían ganar suficiente dinero para alimentar a su familia.

(Rick Egan | The Salt Lake Tribune) Yulianny Escudero con su nieta de 1 año, Aranza, en un motel de Salt Lake City el martes 13 de febrero de 2024.

 

Su historia refleja el caos y la confusión causados por la crisis humanitaria en la frontera entre Estados Unidos y México y destaca cómo un mosaico de políticas deja a las comunidades de todo el país luchando por brindar servicios, mientras que aquellos que buscan refugio pueden verse obligados a valerse por sí mismos.

Un viaje desgarrador

Antes de que Marchena y Escudero llegaran a Estados Unidos, el viaje desde Venezuela hasta la ciudad fronteriza mexicana de Piedras Negras tuvo sus propios obstáculos aterradores.

En las selvas del sur de Centroamérica, los familiares recordaron haber visto jaguares y haber intentado esquivar serpientes. En otros puntos de su viaje, dicen, policías corruptos y funcionarios gubernamentales los extorsionaron para quitarles el poco dinero y los pocos objetos de valor que tenían.

Los familiares persistieron en la búsqueda de mayores oportunidades para poder enviar apoyo financiero a sus familiares en casa, donde es difícil conseguir dinero. La inestabilidad económica ha impulsado una oleada de venezolanos que huyen del país sudamericano.

Después de cruzar el Río Grande desde Piedras Negras hasta Eagle Pass, Texas, el 18 de diciembre, pasaron más de un mes durmiendo en refugios para migrantes, hoteles y en las calles.

Inmediatamente después de cruzar la frontera, pasaron cuatro días en un centro de detención mientras esperaban el procesamiento inicial. Allí, Marchena dijo que fueron separados temporalmente de los niños.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, la agencia federal responsable de administrar esos centros no respondió a una solicitud de comentarios.

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