La historia no contada: Elon Musk y el choque de gigantes detrás de Twitter

La historia no contada: Elon Musk y el choque de gigantes detrás de Twitter

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Un genio, un emprendedor revolucionario, un déspota, un hombre que metió mano a esa red que sus usuarios consideraban tan suya y que ¿cambió? Twitter -ahora, X- está por cumplir 18 años y Elon Musk, el magnate que ahora es su dueño, no deja de generar polémica… y libros sobre él.

Es que Elon Musk tuvo que hacer coexistir dos imperativos, según dos nuevos trabajos que intentan comprenderlo. Uno es garantizar a la libertad de expresión. hasta las últimas consecuencias -lo que puede no ser tan simpaático en práctica- El otro, generar ingresos.

Los texto en cuestión son The battle for the bird (La batalla por el pajarito), de Kurt Wagner, y Extremely Hardcore (Extremadamente hardcore), de Zoë Schiffer. Ambos ofrecen un análisis profundo y distintivo sobre los desafíos y polémicas que han marcado la dirección de la empresa bajo los mandatos de Musk y su predecesor, Jack Dorsey.

Pero no ven las cosas del mismo modo. Mientras Wagner se enfoca en los negocios y en cómo Dorsey se sintió incómodo con las presiones de dirigir una empresa cotizada en bolsa, Schiffer explora la gestión de Musk, planteando el caos que siguió a su adquisición de la red social.

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Según Wagner, Dorsey, animado por sus nuevas pasiones como Bitcoin, comenzó a distanciarse de Twitter, incluso después de intentar reposicionarla como un sitio clave para el periodismo en tiempo real. Sin embargo también señala que Dorsey se mostró reacio a aceptar los costos y responsabilidades de una verdadera organización de noticias, insistiendo en que el papel de la red era simplemente servir de plataforma para una superposición de voces.

Hasta que Donald Trump fue vetado en enero de 2021 por alimentar una insurrección popular, a Dorsey parecía no importarle que Twitter amplificara la retórica incendiaria del ex mandatario republicano: “Creo que necesitamos escuchar todos los extremos para encontrar el equilibrio”, sostenía allá por 2016.

Según Wagner, “dirigir Twitter se había vuelto poco divertido para Dorsey”. Con Musk es menos piadoso: relata milimétricamente cómo puso en riesgo la plataforma despidiendo a gran parte de su personal; instruyendo a los empleados que se quedaron a “probar cosas raras” y luego atacándolos, además de restablecer cuentas prohibidas mientras reprimía los discursos que no le gustaban.

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