Fisioterapia: si pospones la visita hasta que te duele algo, lo estás haciendo mal

Fisioterapia: si pospones la visita hasta que te duele algo, lo estás haciendo mal

Getty Images / 10’000 Hours.

 

Me he lesionado muchas veces: me he dislocado hombros y dedos, me he desgarrado el labrum, me he roto la muñeca, he tenido varias conmociones cerebrales, y podría seguir. Lo atribuyo a haber jugado al fútbol en la universidad, a haber esquiado pistas negras de diamante y a hacerme mayor, pero los dolores y achaques han llegado para quedarse. Según he ido aprendiendo cómo recuperarme más rápidamente de las lesiones y a evitar esas pequeñas dolencias que aun así pueden dejarte fuera de juego, he entendido que necesitamos reconceptualizar la fisioterapia.

Por GQ





En lugar de ver la fisioterapia simplemente como una prescripción rutinaria para la recuperación postoperatoria o de lesiones —con tediosas visitas a la clínica y cuidadosos ejercicios—, quiero que pensemos en la fisioterapia como una forma proactiva de aliviar el dolor, mejorar la movilidad y abordar ciertas debilidades específicas del cuerpo. Si hacemos este cambio en la manera de pensar en la fisioterapia, podemos potenciar sus resultados y sentirnos mejor en nuestro cuerpo.

Algunos deportistas son conscientes de esto desde hace mucho: se dice que LeBron James y Russell Wilson gastan más de un millón de dólares al año en tratamientos de fisioterapia. No solo invierten en tecnología deportiva —rodillos de espuma, pistolas de masaje, saunas, baños de hielo, máquinas eléctricas—, sino también en ayuda especializada. Los fisioterapeutas, que se someten a años de formación para entender el cuerpo, utilizan actividades estratégicas y ejercicios de recuperación (compresión, masajes, estiramientos, calor, hielo, saltar a la comba, pesas, etc.) para encontrar formas de “acelerar” los procesos de curación y gestionar el dolor mediante manipulaciones físicas y ejercicios que nos ayudan a sentirnos mejor mucho antes.

Leer más en GQ