El País: Hacerse el enfermo para dormir en un hospital, la odisea de una familia venezolana en busca de asilo en España

El País: Hacerse el enfermo para dormir en un hospital, la odisea de una familia venezolana en busca de asilo en España

La familia Peña Mora camina por el barrio del Pilar, después de recoger a los niños en el colegio, el 8 de marzo.
J. J. M.

 

La primera noche después de quedarse sin techo por impago de su habitación, y tras peregrinar por un par de albergues municipales, la familia de los Peña Mora se plantó en la puerta del Samur social hasta las 22.00. Necesitaban un lugar para refugiarse, el termómetro rozaba los cinco grados y descontando. Marisela Mora (Venezuela, 38 años) se empezó a desesperar: “Los niños temblaban de frío, lloraban y yo no tenía cobijas [mantas]”, señala esta madre de tres niños, que confiesa que se le “partió el alma” al ver así a los críos. Una empleada del Samur les advirtió de la falta de plazas. Les sugirió irse al aeropuerto, donde decenas de personas sin hogar se refugian cada noche, o a un hospital cercano.

Por: El País





Eligieron la segunda opción. Se fueron a La Paz. “Nos quedamos a un ladito, como si fuéramos a una urgencia, casi que escondidos para que no nos fueran a sacar”, describe la madre. Pasaron la noche de este miércoles sentados en la sala de espera y el jueves se levantaron al despuntar el sol para llevar a los niños al colegio al que asisten en el norte de Madrid. Desde que llegaron a la capital, en noviembre de 2023, intentan solicitar asilo diariamente.

Al ser de Venezuela, un país sumido en una debacle económica y social, tienen una altísima tasa de acogida por razones humanitarias, pero el sistema está colapsado, no hay citas y ni siquiera han logrado presentar la documentación. España recibió 163.000 solicitudes en 2023, el número más alto registrado, un tercio más que en 2022. El Ayuntamiento se queja del desborde de los servicios de emergencia por el atasco de solicitantes de asilo que esperan en un limbo a que alguien conteste el teléfono para darles una cita.

La familia llegó a España el 29 de noviembre de 2023 con la ilusión de encontrar “un trabajo y buscar un mejor futuro”. Bastaron días para que se esfumara el espejismo. “No sabíamos que eran tan difícil conseguir la cita del asilo para comenzar a trabajar”, confiesa Mora, quien llama ininterrumpidamente en busca de una citación. Se pasa el día de un lado para el otro, en busca de una habitación para su familia, siempre con el teléfono en altavoz dentro del bolsillo de la chaqueta, en llamadas con la Oficina de Asilo y con algunas comisarias que pueden alargarse varios minutos. Nadie contesta.

Ella telefonea hasta las 20.00, incluso cuando sabe que el horario de atención termina una hora antes. Esta impotencia es bien conocida por cientos de migrantes de todo el mundo que, cansados de esperar una respuesta al otro lado de la línea, han presentado sus quejas este martes ante el Defensor del Pueblo, respaldados por una veintena de ONG, para denunciar la imposibilidad de iniciar el trámite, que por ley debería realizarse en un plazo máximo de un mes a partir de la llegada a España.

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