Iván López Caudeiron: Qué se le dice a una mujer desnuda

Iván López Caudeiron: Qué se le dice a una mujer desnuda

En los corrientes días pocas veces voy al cine. El tiempo ya no rinde como en mi época de veinteañero. Además, no son muy atractivas las películas que pueden verse en estos días, sobre todo si se excluyen en forma absoluta las de guerras y las de suspenso; ajeno a esas, es muy poco lo rescatable del mundo cinematográfico. Sin embargo, en fines de semanas donde el tiempo se flexibiliza, acostumbro merodear por tiendas de videos. Sí, así como lo leen: tiendas de videos. Si bien nada se compara con el placer de la pantalla grande, las cotufas, la oscuridad, el frío y otras particularidades de un cine, la comodidad del hogar aloja agradables posibilidades para el disfrute de un buen film. Cuando voy a estos almacenes cinematográficos, de primera reviso los estrenos (como no hacerlo, si siempre estas películas están ubicadas en el pasillo principal con luces y avisos de todo tipo). Luego paso a donde verdaderamente me gusta jurungar, voy al pasillo de los llamados “clásicos”, películas que con el transcurrir de los años solidifican la impresión que sobre ella tienen los cinéfilos, lo que las convierten acertadamente como “clásicos” o bien, películas de gran tradición.

El pasado sábado registrando una de las principales tienda de videos en San Diego, me encontré con una película que desde hace años me habían hablado y que nunca había podido encontrar. La localicé en la última repisa del pasillo de los clásicos: “QUE SE LE DICE A UNA MUJER DESNUDA”.

Qué se le dice a una mujer desnuda, es una película muy vieja, data de finales de los sesenta (60). Fue realizada por el productor del célebre programa de esos años en la T.V. Norteamericana “La Cámara Cándida”, cuyo único truco consiste en filmar a la gente sin que lo sepan, en una variedad de situaciones imaginadas para producir reacciones interesantes. Para esos años, con la ola de licencia total para el cine y el teatro, la gente de la Cámara Cándida tuvo la genuina idea de usar todas las posibilidades sexuales en sus máximas expresiones. Lo más genuino fue el expediente sugerido por el título de la película: la aparición repentina, en situaciones rutinarias, de una joven que se comporta con toda naturalidad, aunque está completamente desnuda. Se abre la puerta del ascensor, y la dama sale, tropezando con un señor que esperaba para bajar. Ella se excusa por el encontronazo y pregunta si está en el piso tal o cual, o si ésta es la oficina del señor fulano. Es curioso y divertido ver como una serie de sujetos en este experimento cinematográfico, tratan de comportarse como si nada excepcional estuviera sucediendo.





Mientras tanto, allí estaba yo, nada desprevenido, sino viendo esta película porque la publicidad y la recomendación de amigos cercanos se encargo de decirme que valía la pena ver este film, viendo a una joven que no lleva más que un sombrero o una cartera que usa para cubrirse deliberadamente a medias.

Como el episodio no da para más que una cuantas repeticiones, la película pasa luego a explorar una serie de otras situaciones, todas relacionadas con el sexo. Al final nos muestra dos bebés, un varoncito y una niñita, jugando con un balón en un jardín. Ella está desnuda, y él no se fija en ella sino en el balón. A la vez, el narrador nos dirige a un sermón solemne sobre la inocencia de los niños y las represiones malsanas de los adultos.

Aún no estoy seguro qué pensar sobre esta película (ciertamente muy interesante de ver) lo mismo que no estoy seguro qué pensar de muchas cosas que están sucediendo cada día con mayor naturalidad. ¿Hacen bien o daño estas cosas? ¿Son sencillamente inofensivas, no virulentas? Esto es difícil sostenerlo. Todo tiene un efecto, nada es inocuo. Lo que no hace bien, hace daño. Pero también lo contrario es cierto: lo que no hace daño puede hacer bien. También ES POSIBLE QUE CIERTAS COSAS PUEDEN CONVENIR A CIERTAS PERSONAS Y PUEDEN NO CONVENIR A OTRAS. Todo es cuestión de cómo lo asuma y asimile cada cual. En materia sexual, el problema de mucha gente no es la represión en si, sino el escándalo íntimo frente a toda manifestación sexual, que se expresa en culpabilidad. A esa gente podría convenirle ver películas como ésta, donde las cosas del sexo son discutidas con tranquilidad, serenidad y naturalidad.

Definitivamente la respuesta sobre que se le dice a una mujer desnuda cada cual la dá a su manera, algunos soltarían un piropo, otros no dirían nada y solo mirarían. Usted amigo lector, tendría que estar en esa situación para saber qué decir. Ahora bien, el riesgo de todo esto, es que a fuerza de tanta naturalidad y soltura sobre el tema sexual, corramos el peligro de encontrar que es más interesante la pelota entre los niños desnudos, que la misma armonía entre ellos y adultos entre sí.

*RRSS: @IvanLopezSD / [email protected]*
Administrador, con Especialización en Gerencia y Comunicación Política. Consultor Político. Locutor en #LVC1040AM. Articulista de LaPatilla.Com e InfoEnlace.Net. Ex Concejal de San Diego, Edo.Carabobo. Más de 21 años de experiencia en cargos gerenciales de la Administración Pública. Director Nacional de Emprendimientos de la Fundación de DDHH Libertad, Justicia y Orden. Mentor de Emprendimientos. CEO de @FocoYEmprendo. Administrador del Club Centro Amigos de Yagua.