Por estos días cosas extrañas suceden en Caracas: presos por horrendas traiciones repentinamente son liberados y personalidades violentas de ambos sexos, que se habían extrañado del país hace muchos años, inesperadamente recalan en nuestra capital.
La electricidad “se va” y el agua escasea… condiciones que van cambiando el panorama electoral hasta ayer signado por el aburrimiento.
Por lo pronto zagaletones que participaban en una protesta derriban la estatua de Hugo Chávez en un estado que hasta hace pocos años se suponía bolivariano a cualquier potencia.
Lo curioso de estos violentos zagaletones de Barinas quizás sea que no parecían apoyar… a pesar de lo dedicados a la tarea… a ningún candidato (a) opositor. Tampoco al del gobierno.
Y el panorama puede cambiar pero no en la dirección que quisiera la mayoría del país que detesta la violencia y que está cansado de escuchar mantras vacíos a guisa de programas de gobierno.
Porque de una situación donde la violencia callejera se hace cotidiana no puede salir otra cosa que algo peor… o el fascismo organizado a la tropical.
Y esa situación hay que rechazarla con la misma contundencia con que la gente normal y trabajadora debería enfrentar a que entre gobierno y oposición parlamentaria… se pongan de acuerdo para validar ciertas tarjetas electorales… y anular otras.
La llegada al país de elementos violentos que estaban alineados con la oposición y la salida en libertad de otros a los que el gobierno mantenía en prisión por “traidores”… no augura paz y tranquilidad.
Sino todo lo contrario y por ello uno debe rechazar que nos vuelvan a cortar la luz por una semana… o que el agua no llegue por una extraña rotura de tubo recién reparado.
Insisto: un país dividido hasta para la hora de asistir a misa… no progresará… a pesar de las “riquezas” que según los demagogos de ambos polos tenemos en exclusiva los venezolanos.
Bien: finalizo alertando como lo hice hace añales… no se puede defender a quien en nombre de los que sea –más frecuentemente “la libertad”- atenta contra los servicios públicos… sea del bando que sea.
Y la fuerza pública debe poner orden… sin que los manden “de arriba”.