Ramón Peña: Del socialismo al fascismo

Ramón Peña: Del socialismo al fascismo

(A propósito de la nueva Ley “Antifascismo”, reedito artículo publicado el 3/1/2011)

La historia es reveladora de la estrecha consanguinidad que une socialismo radical y fascismo. Abundan los testimonios de cómo la engañosa oferta de utopía socialista ha servido de caballo de Troya para esconder el objetivo real de un Estado totalitario, militarista y reaccionario. Feroces regímenes conquistaron popularidad ofreciendo reivindicación a los más pobres, el poder para el pueblo, la muerte al capitalismo y un nacionalismo a ultranza. El manido concepto socialista de Pueblo sencillamente sirvió –y hoy lo sigue haciendo– de señuelo para encubrir la verdadera naturaleza del poder.

En Italia, Benito Mussolini, como joven dirigente del partido socialista italiano, fue director de la revista La lucha de clases, llamaba a Marx “El magnífico filósofo de la violencia obrera”. Pero aquella prédica transmutó en un violento Estado fascista que se abrogó el derecho de ser la conciencia y la voluntad del pueblo y criminalizó toda actitud que no coincidiese con los intereses del Estado.





En Alemania, para las elecciones de 1930, el partido nazi prometía una sociedad igualitaria. Adoptó el nombre de Partido de los Trabajadores, ofrecía redistribución de tierras, nacionalización de las grandes empresas y administración obrera de las mismas. En 1926, Goebbels llamaba a una alianza con los comunistas como única forma de “resolver la cuestión social”. No es necesario recordar en que terminó toda aquella promesa socialista.

En Argentina Perón y en el Perú Velasco Alvarado fueron también muestras de este camino hacia el abismo.

En Venezuela, la fórmula “Pueblo, caudillo y ejército” de ese oscuro ideólogo, llamado Norberto Ceresole, tutor de nuestro actual caudillo, ha inspirado la vía socialista hacia el fascismo, que hoy ensombrece el inicio del nuevo año.