Ramón Peña: Un nuevo giro

Ramón Peña: Un nuevo giro

Parodiando la frase inicial del Manifiesto Comunista de 1848, podríamos escribir: un fantasma recorre Latinoamérica, el fantasma de la derecha. En esta oscilante región del globo, en la que se alternan eras de dictaduras y períodos de democracias, décadas de prosperidad con décadas perdidas, ahora parece que se perfila el auge, utilizando la vieja denominación de izquierdas y derechas, de estas últimas en un número creciente de países.

A principios de este siglo, la expectativa era la de una fuerte corriente continental socialista, sembrada con un discurso redentor, nacionalista, indigenista, por supuesto antimperialista, promovido por la dictadura comunista cubana, con el concurso del recién instalado chavismo en Venezuela. Conscientes del fracaso de las viejas tesis marxistas y para distanciarse del desencanto, esta campaña se maquilló con un novedoso apelativo: Socialismo del SXXI.

La cruzada intentó cobrar institucionalidad creando entidades como el Alba, Unasur, el Celac. Telesur sería su vehículo comunicacional y, como medios de fuerza y sedición continental, el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. Uno de los objetivos estratégicos era minar, hasta desmantelar, la Organización de Estados Americanos y, concurrentemente, el llamado Consenso de Washington y en consecuencia, políticas de libre mercado, privatización y libertad financiera, todo anatematizado como neoliberalismo.





Combustible de alto octanaje para echar a andar este proyecto continental fueron los magnánimos petrodólares venezolanos regados a manos llenas en una fiesta embriagada de corrupción. Efectivamente, prosperaron gobiernos de izquierda. Entre otros, Bolivia, Ecuador, Honduras y, notablemente, Argentina, con el kirchnerismo como fase superior de la demagogia peronista.

Pero hoy, parece que la rueda de la historia comienza un giro contrario. Ya lo vemos en los nuevos gobiernos liberales de Argentina, Ecuador, El Salvador, Perú, Panamá. Pronto, con altísimas probabilidades y en el siguiente orden, corresponderá el desalojo electoral de los izquierdismos de Venezuela, Chile y Colombia. El primero, repudiado dentro y fuera de sus fronteras, los otros dos rechazados masivamente.