Los venezolanos de bien tenemos la obligación de escuchar el discurso de Cayetana Álvarez de Toledo en el congreso español. Ese congreso, caracterizado por los insultos directos y algunas bajezas lingüísticas personales, tuvo en la elegancia de Cayetana una pieza oratoria singular. Pero no sólo fue un lucimiento, obviamente. Logró su cometido de convencer, con pruebas y ejemplos. Grande.
Pide que Maduro y sus secuaces sean finalmente condenados por la Corte Penal Internacional; según ella esto vendrá tarde o temprano, pero no se dirige sencillamente al gobierno de Sánchez, apela a todos los gobiernos democráticos del mundo. Todo ello basada en las doscientas páginas de los informes de Naciones Unidas y Amnistía Internacional sobre los crímenes de lesa humanidad en Venezuela, y en representación de su grupo parlamentario del Partido Popular, al que los venezolanos también debemos reconocer enormemente su pujanza permanente por nosotros.
Según Cayetana, “Venezuela es hoy un inmenso campo de torturas”. Por todo ello y con ejemplos que bien conoce, expresados con la crudeza que los caracteriza, se dirigió desde esa tribuna ínfima en su enormidad, a los demócratas del mundo, a líderes y gobiernos que siguen respaldando al régimen venezolano, se refirió a Colombia y a Brasil, al Vaticano, a los empresarios, porque, según ella: “El abandono que sufren los demócratas venezolanos es una vergüenza internacional”.
Y, por su puesto, acusó al gobierno de España, por todo el cañón. A Pedro Sanchez, desde luego y, desde luego a Rodríguez Zapatero, quien, a su parecer y el nuestro, “lleva años corrompiendo la palabra diálogo”. Pues, no le bastó a Cayetana Álvarez de Toledo con exponer de nuevo al mundo la tragedia venezolana donde el tiempo se cuenta por muertos y huidos, diría yo, y más… Se fue directa al cuello del gobierno español para colgarlo, como hizo recientemente un preso político venezolano.
Seguramente las palabras de Cayetana han servido para lograr la libertad, ojalá no sea condicional sino plena, de cientos de prisioneros políticos pre y post electorales, como han servido la presión de la ONU, del Fiscal de la Corte Penal Internacional, de la OEA, pero también le dio tremenda zurra más que merecida a Pedro Sánchez, tanto como a su casa vez más alicaído PSOE. Hoy, al despertar, me enteré que el congreso en España aprobó la propuesta no de ley presentada sublimemente por Cayetana Álvarez de Toledo. Un triunfo merecido para ella y su representación del Partido Popular español. Un triunfo que los venezolanos, de bien, insisto, reconocemos, aplaudimos y valoramos inmensamente.