De lo poquito que queda del chavismo, surge este nuevo golpe de Estado perpetrado por un hombre que, segun dicen, ni siquiera es venezolano.
Quienes lo sostienen son los miembros de unas macollas de militares y policias que le ordenan a sus subalternos echarse sobre las ciudades, especialmente sobre Caracas, como unos cochinos encelados que lo cubren todo. Avenidas, edificios, urbanizaciones y barrios, para evitar las protestas de la gente.
La soledad, la rabia y la tristeza cubre toda la nacion qué parece estar de luto cerrado, aunque activo.
En el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional, un grupito de cómplices, casi encogidos, permanecíeron sentados en unas sillas hechas para abrazar obispos.
En la primera fila dos sanguinarios tiranos, el de Cuba, Díaz Canel, y el de Nicaragua, Daniel Ortega.
En el presidium, Nicolás Maduro Moros, con sus ojos pequeños como gotas de aceite, propios de quienes viven consumidos por remordimientos, no paraba de mirar nerviosamente para los lados, como si tuviera un par de periscopios.
La soledad de las calles y la sensación de ser indeseable que debió sentir Maduro y sus secuaces tuvo que ser terrible.
Así fue el golpe de Estado de Nicolás Maduro en Venezuela, este 10 de enero, al desconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, lo cual ha incrementando en grado superlativo el profundo malestar en la población del país y en la comunidad internacional.
A pesar de que los resultados, que favorecieron ampliamente a Edmundo González Urrutia y fueron observados por organismos internacionales, reflejaban un claro llamado de la ciudadanía por un cambio, Maduro optó por desestimar estos resultados, lo que provocó una enorme indignación tanto dentro de Venezuela como a nivel global.
La decisión de Maduro de no aceptar los resultados ha sido vista como un vulgar arrebatón para mantenerse en el poder por la fuerza en medio de una terrible crisis económica y social que sacude hasta los cimientos al país.
Las protestas y la represión se han intensificado, poniendo en evidencia que la gente no está dispuesta a aceptar este descarado robo y el conflicto tiende a agravarse.
La oposición, liderada por María Corina Machado y respaldada por una la inmensa mayoría de la población, ha convocado a manifestaciones y ha exigido que se respete la voluntad popular.
En el ámbito internacional, varios países y organizaciones, incluidos la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos, han condenado las acciones de Maduro y han manifestado su apoyo a la oposición, llamando a una restauración democrática.
Ayer fueron dadas a conocer casi un centenar de nuevas y severas sanciones contra altos funcionarios del regimen de Maduro, así como recompensas de hasta 25 millones de dólares por la captura de varios de ellos, incluyendo al propio Maduro, y la revocatoria de las visas a más de dos mil familiares.
La situación en Venezuela se mantiene tensa, y la incertidumbre sobre el futuro político del país continúa generando preocupación a nivel mundial.
El desconocimiento de los resultados electorales no solo afecta la legitimidad del régimen de Maduro, sino que pretende liquidar los cimientos de la democracia en Venezuela, llevando al país a un estado de crisis cada vez más severa.
La comunidad internacional observa atentamente, mientras los ciudadanos venezolanos buscan caminos hacia la libertad y la restitución de sus derechos.
Todo indica que este intento de Golpe de Estado será efímero, pues resulta insostenible.
Se cree que en cualquier momento, muy pronto, todo ese tinglado se desploma y los responsables responderán de sus actos ante la justicia.
¡Así será!