William Anseume: Carnevalli ronda por Caracas

William Anseume: Carnevalli ronda por Caracas

Se pudiera escribir una gran biblioteca completa de varios tomos con un solo titulo de estos últimos años postdemocráticos: Libro Negro.

Con la unidad se llegó a unas elecciones primarias que arrojaron un evidente resultado. Con la unidad se seleccionó un candidato sustituto, cuando quienes pregonan de manera falaz democracia y voto como constante liberadora evitaron que quien ganó la primaria unitaria se postulara finalmente a la elección presidencial.

En unidad se obtuvo el triunfo escamoteado. Histórico. Demostrado al margen de la institución oficial que debió emitirlo para conocimiento de todos, para proclamar a un ganador. Proclaman sin demostración alguna.





En 1957 se gestó duramente una unidad superior: social y política. El Partido Comunista proscrito, aborrecido entonces por Rómulo Betancourt, quien desde ese entonces o antes anunciaba públicamente que no iría a gobierno ni compartiría poder con los comunistas, se incorporó denodadamente a la consolidación unitaria para la libertad aquella que hoy celebramos. Se forjó y funcionó esa unidad superior. Detrás estuvo un nombre: Alberto Carnevalli y un planteamiento fundamental: la “acción coincidente”. Todos unidos contra el tirano.

Así, estudiantes, profesionales de distintas ramas, toda la llamada sociedad civil, como si los partidos políticos civiles no fueran, se aunaron con un propósito claro, así lo manifestaron públicamente. Finalmente, se sumaron los militares para dar al traste con la cruenta dictadura de más allá de mediado el siglo pasado.

Hoy, al percatarse el régimen de la estrategia unitarista, lanza la idea de nuevas elecciones, sin haber oficialmente resuelto el tema de las presidenciales, como para que las olvidemos, como si esto fuera posible. Antes ha habido múltiples intentos quebrantadores de la unidad por parte de un régimen hábil para la sobrevivencia, apoyado desde afuera por asesores cubanos sapientes de como sobrevivir para someter.

Delsa Solórzano y nuestro partido Encuentro Ciudadano han dido adalides de la unidad todo este tiempo. Nadie lo niega. Imposible ocultarlo. Pues ya aparece señalada, porque se sabe que allá deben dirigirse los dardos, no dardos, los misiles para fragmentar, para fracturar, para implosionar la unidad política. La apuesta por aquella unidad superior parece perderse entre las nubes de humo de la engañosa oferta electoral sin sustento alguno, porque aquellos, los otros, los que se oponen a los más de siete millones de electores, cuando no ganan arrebatan. Se creen dueños del país. Pero esa unidad cuenta con una base electoral sólida y el apoyo de los otros casi ocho millones, aunque no todos son votantes ni votar los dejan, que buscan una vida donde se pueda vivir.

Pero la unidad superior, la de esos siete millones de votantes, no la de las rastreras minucias de busca cargos, deberá imponerse, porque Carnevalli ronda por Caracas, sonriente.