Los “dreamers” temen ser el nuevo blanco de la cruzada antiinmigración de Trump

Los “dreamers” temen ser el nuevo blanco de la cruzada antiinmigración de Trump

Estudiantes se manifiestan a favor del programa DACA, en Los Ángeles, el 17 de mayo de 2023. / Jay L. Clendenin (Los Angeles Times via Getty Imag)

 

 

 





Los primeros días de la cruzada antiinmigrante de Donald Trump han sembrado miedo e incertidumbre en toda la comunidad indocumentada. No han sido solo los delincuentes, como anunciaron desde el Gobierno, los detenidos y deportados por los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en unas operaciones que persiguen batir récords de expulsiones diarias. Los que se creían más protegidos y con respaldo social, los llamados dreamers, que cuentan con un permiso temporal de trabajo gracias al programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), se sienten ahora amenazados.

Por El País

“El riesgo es inminente. La gente me pregunta: ¿Crees que corres un riesgo inmediato? Por supuesto que sí. A estos agentes encargados de hacer cumplir la ley, no les importarán mis diplomas ni mi humanidad. Trabajando en el bufete de abogados, he visto el terror. He visto la angustia que tienen estos familiares, incluso los ciudadanos estadounidenses de padres indocumentados”, afirma Irving Hernández de la Torre. Nacido en el Estado de Guerrero, en México, llegó a Estados Unidos cuando tenía seis años. Graduado en ingeniería aeroespacial, lleva 13 años trabajando en una firma de abogados, dedicado a defender a los migrantes en California.

Hernández de la Torre es uno de los más de medio millón de extranjeros que llegaron de forma irregular a Estados Unidos siendo niños y que, gracias a DACA, creado en 2012 por Barack Obama, residen de forma legal, aunque sin una vía para conseguir la nacionalidad. Desde que el demócrata lo activó como una solución temporal ante la falta de acción del Congreso, el programa ha permitido que unos 835.000 extranjeros irregulares salieran de las sombras. El mayor grupo de dreamers es de México, aunque también los hay de otros países de América Latina y el Caribe, de África y de Asia.

Los beneficiarios de DACA tienen permisos temporales de trabajo, han podido obtener licencias de conducir, becas educativas, y acceder a la atención médica en algunos Estados. La edad promedio era 21 años cuando se estableció el programa y, ahora, la mayoría supera los 30 años. Muchos han completado la universidad, construido carreras y formado familias. Estados Unidos es el único país que reconocen como propio.

Trump aseguró que buscaría una solución con el Partido Demócrata para que los beneficiarios de DACA permanecieran en Estados Unidos de forma legal, pero las recientes redadas de ICE y la política migratoria que está aplicando deja poco margen para confiar en sus palabras. El magnate ya intentó acabar con el programa en 2017 durante su primer mandato, pero no lo consiguió porque los tribunales lo evitaron.

Sus beneficiarios deben renovar el programa cada dos años y hasta ahora podían viajar fuera de Estados Unidos solicitando un permiso (Advance Parole). Con la llegada de la nueva Administración, sin embargo, los asesores legales recomiendan que ya no lo hagan. “Todavía estamos evaluando si esa es una opción segura, por lo que recomendamos que los destinatarios de DACA consulten a un abogado antes de viajar”, apunta Hillary Lee, defensora de los migrantes del Justice Action Center.

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