La falacia del Leviatán chino: Un cuento chino para Venezuela, por Julio Pérez

La falacia del Leviatán chino: Un cuento chino para Venezuela, por Julio Pérez

El régimen venezolano ha intentado seducir a la nación con la promesa de un modelo chino, un espejismo de estabilidad y prosperidad a cambio de la renuncia a las libertades individuales. Sin embargo, esta transposición de un paradigma foráneo al venezolano plantea interrogantes existenciales sobre su viabilidad y su verdadera naturaleza.

Si bien China ha alcanzado un crecimiento económico innegable, su modelo se erige sobre los cimientos de un autoritarismo que sofoca la disidencia y centraliza el poder. Esta concepción hobbesiana, que prioriza la seguridad del Estado sobre la autonomía del individuo, colisiona frontalmente con la esencia venezolana. La historia de Venezuela, forjada en la lucha por la emancipación, resuena con el eco de Locke, quien defendió la libertad individual como un derecho inalienable.

Los líderes del régimen venezolano, en su afán por justificar su naturaleza autoritaria, han proclamado su intención de emular el modelo chino. Sin embargo, esta afirmación se desvanece ante la cruda realidad: han fracasado estrepitosamente en replicar su éxito económico. En lugar de construir una base productiva robusta, el chavismo ha profundizado la sima de la crisis social y económica, conduciendo a un modelo empobrecedor que evoca al fantasma cubano. La ineptitud y la mediocridad del régimen hacen inviable la imposición del modelo chino en el suelo venezolano.





Las diferencias entre China y Venezuela hacen inviable la adopción del modelo chino:

* Cultura y trabajo: El ethos venezolano, arraigado en la libertad y la resistencia al autoritarismo, contrasta con la disciplina laboral y la aceptación del control estatal en China.

* Sistema político y sindical: El sistema sindical chino, un apéndice del Partido Comunista, es incompatible con la tradición sindical venezolana y los derechos laborales.

* Corrupción y derechos humanos: La severidad del castigo a la corrupción en China, que incluye la pena de muerte, choca con el respeto por los derechos humanos en Venezuela.

Ante el fracaso del chavismo y la inviabilidad del modelo chino, María Corina Machado emerge como una líder que encarna una visión de república liberal, basada en la libertad individual, la justicia y el Estado de derecho. Su compromiso inquebrantable con la democracia y los derechos humanos ofrece un camino hacia un futuro de libertad y prosperidad para Venezuela.

El espejismo del Leviatán chino se desvanece ante la realidad venezolana. La historia, la cultura y la política de Venezuela exigen un modelo que priorice la libertad individual y el Estado de derecho. María Corina Machado representa la esperanza de un futuro donde estos valores fundamentales sean la base de una Venezuela próspera y justa.