
En las relaciones de pareja, los conflictos suelen parecer discusiones superficiales, pero según una investigación, están impulsados por problemas emocionales más profundos. La teoría del “90-10” afirma que solo el 10% de los conflictos proviene del problema inmediato, mientras que el 90% restante surge de emociones no resueltas e inseguridades.
Por infobae.com
En su columna en Forbes, el psicólogo Mark Travers de Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder explica que en muchas ocasiones, las parejas pasan años discutiendo sobre cuestiones superficiales, sin abordar la verdadera raíz del conflicto. Para el experto, el problema radica en lo que representa emocionalmente para una de las partes: sentirse ignorado, desvalorizado o sobrecargado.
Ahora bien, el 10% del conflicto, puede resolverse con soluciones prácticas, como mejor organización o comunicación. Sin embargo, el 90% restante tiene que ver con emociones más profundas, como el miedo al abandono o la necesidad de validación, que a menudo no se expresan directamente y terminan en conflictos.
En una relación, un desacuerdo por una cita olvidada puede despertar sentimientos de desvalorización, mientras que una conversación ignorada puede evocar recuerdos de sentirse invisible o descuidado. Estas emociones profundas son difíciles de comunicar, ya que implican vulnerabilidad, lo cual muchas personas temen por miedo al rechazo o al juicio.
Cómo romper el ciclo de conflictos repetitivos
Para romper el ciclo de conflictos repetitivos, Travers sugiere enfocarse en las emociones ocultas en lugar de los problemas superficiales.
La primera recomendación es identificar la emoción profunda antes de reaccionar. Reflexionar sobre si el problema está activando una necesidad emocional más profunda puede ayudar a procesar y comunicar mejor los sentimientos. Según el “name-ease effect” publicado en Psychological Science, etiquetar las emociones facilita su gestión.
Otra estrategia es comunicar las emociones en lugar de caer en las quejas superficiales. En vez de decir “nunca ayudas en casa”, se puede decir “cuando hago todo sola, me siento abrumada y poco valorada. Necesito sentir que somos un equipo”. Este enfoque de vulnerabilidad, en lugar de la crítica, permite que la pareja escuche sin ponerse a la defensiva.
Reconocer patrones y fomentar la curiosidad
La columna también destaca la importancia de identificar patrones en los conflictos recurrentes. Si una pareja discute sobre diferentes temas pero con emociones similares, probablemente haya un problema emocional no resuelto. Travers sugiere preguntarse: “¿Qué emoción se repite en estas discusiones?”. Reconocer esto ayuda a abordar el problema real.
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