
La situación económica de los trabajadores y pensionados en Venezuela sigue siendo crítica, al cumplirse tres años sin que se produzca un aumento en el salario mínimo ni en las pensiones.
Por lapatilla.com
La cifra se mantiene inalterable en 130 bolívares, una cantidad insuficiente y que se devalúa constantemente ante la inflación galopante que atraviesa el país.
Este monto, que se traduce en apenas 1,40 dólares mensuales según la tasa de cambio actual del mercado paralelo, representa un irrisorio 0,047 dólares diarios.
La persistencia de este salario y pensión estancados contrasta con el derecho constitucional a un salario digno que tienen los trabajadores venezolanos, tal como lo establece el Artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Para muchos ciudadanos, este pago actual no es más que una burla a sus derechos fundamentales.
La falta de ajuste salarial durante un período tan prolongado genera molestia y preocupación entre la población, que ve cómo su poder adquisitivo se reduce día a día, dificultando el acceso a alimentos, medicinas y otros bienes básicos. La exigencia de un salario y pensiones justas y acordes a la realidad económica del país se mantiene latente en la sociedad venezolana.
En 2025, un salario de 130 bolívares apenas cubre una fracción de los gastos básicos como alimentos, transporte y medicinas.
Las pensiones, que deberían ser un sustento para los adultos mayores, también se encuentran en una situación similar. Los pensionados dependen de ese monto fijo, que se ha vuelto irrelevante en términos de poder adquisitivo, llevando a muchos a enfrentar una vida de penurias. El constante aumento de los precios y la escasez de productos básicos agravan aún más esta situación.
Muchos trabajadores y jubilados se ven obligados a complementar sus ingresos mediante trabajos informales o reciben ayuda de familiares en el extranjero. El estancamiento del salario mínimo y las pensiones no solo evidencia la falta de políticas económicas efectivas, sino también la necesidad urgente de un cambio estructural que permita mejorar las condiciones de vida de los venezolanos.
Es evidente que para que los ciudadanos venezolanos puedan recuperar su bienestar, es necesario un ajuste tanto en los salarios como en las pensiones, acorde con la inflación y el costo de vida real, algo que aún parece lejano en el horizonte del país.