Día Mundial de la Enfermedad de Chagas: cómo detectarla a tiempo

Día Mundial de la Enfermedad de Chagas: cómo detectarla a tiempo

La mayoría de los casos son por transmisión de madre a hijo durante el embarazo o el parto (Foto: EFE especial)

 

 

En un momento en que la medicina avanza hacia estrategias más personalizadas y preventivas, la lucha contra el mal de Chagas da un paso decisivo: por primera vez, hay consenso científico, guías clínicas y tratamientos avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el plano global y por la Fundación Mundo Sano a nivel local, que permiten curar la enfermedad si se detecta a tiempo.





Por Infobae

Aunque se trata de una dolencia endémica que lleva más de un siglo afectando a millones de personas, hoy la posibilidad de interrumpir su transmisión vertical se convierte en un objetivo alcanzable en el horizonte sanitario de varios países.

El escenario global no es menor. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 6 y 7 millones de personas en el mundo viven con tripanosomiasis americana, también conocida como enfermedad de Chagas, mientras que aproximadamente 75 millones están en riesgo de infección, en su mayoría en América Latina.

Cada año se detectan unos 30.000 nuevos casos y se estima que más de 12.000 personas mueren a causa de complicaciones vinculadas a la enfermedad. En cuanto a la transmisión congénita, alrededor de 9.000 recién nacidos resultan infectados anualmente en la región, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La OMS impulsa estrategias para detectar y tratar el Chagas en mujeres antes del embarazo, con el objetivo de evitar nuevos contagios en recién nacidos (Fernando Calzada)

 

El Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que se celebra cada 14 de abril, busca aumentar la concientización sobre la importancia de la detección temprana, el tratamiento adecuado y la prevención. La OMS y la OPS, en colaboración con diversas organizaciones, hacen hincapié en la necesidad de integrar el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad en los sistemas de salud pública, especialmente en las comunidades más vulnerables. A pesar de la disponibilidad de medicamentos eficaces, como el benznidazol y el nifurtimox, el acceso a los mismos sigue siendo limitado, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso.

La enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma cruzi, aún es una de las enfermedades desatendidas más relevantes en América Latina, con un fuerte componente socioeconómico. Su principal modo de transmisión es a través de la picadura de triatominos infectados, pero también puede transmitirse por vía congénita, transfusiones de sangre y consumo de alimentos contaminados. La OPS advierte que el cambio en los patrones de migración ha ampliado la presencia de la enfermedad en países no endémicos, lo que subraya la necesidad de un enfoque global y coordinado para su control.

Aunque se suele asociar al insecto triatomino —popularmente conocido como vinchuca— como principal transmisor, actualmente la vía más frecuente de contagio es la transmisión materno-infantil, es decir, de madre a hijo durante el embarazo o el parto.

Esta forma de propagación se presenta incluso en zonas urbanas y ha cobrado mayor relevancia debido a las corrientes migratorias desde áreas rurales, donde la enfermedad es endémica, hacia las grandes ciudades.

Se estima que el 30 por ciento de quienes contraen Chagas sin tratamiento desarrollan con los años complicaciones cardíacas o digestivas graves.

 

La infección se produce por contacto con las heces del insecto infectado, que ingresan al organismo a través de mucosas o heridas. También puede transmitirse por transfusiones de sangre contaminada o trasplantes de órganos, pero hoy la atención se centra en lo que ocurre durante la gestación. El riesgo de que una mujer infectada transmita el parásito a su bebé oscila entre el 5% y el 12%, una cifra significativa si se considera la cantidad de mujeres en edad fértil que viven con la enfermedad sin saberlo.

El Trypanosoma cruzi, parásito causante de la enfermedad, actúa en dos fases: aguda y crónica. La primera puede durar unas semanas o hasta dos meses y, en muchos casos, transcurre sin síntomas evidentes.

Cuando se presentan, pueden incluir fiebre, fatiga, inflamación de ganglios, erupciones o el signo de Romaña, que es la hinchazón del párpado. En esta etapa, el tratamiento antiparasitario es altamente efectivo y puede alcanzar una tasa de curación cercana al 100%, especialmente en niños y niñas.

Si la infección no se trata a tiempo, evoluciona hacia una fase crónica, donde el parásito se oculta en tejidos del corazón y del sistema digestivo.

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