
Miguel Cabrera vive en una mansión valuada en 3,2 millones de dólares ubicada en Grosse Pointe Farms, uno de los suburbios más exclusivos de Michigan. El venezolano de los Tigres de Detroit eligió retirarse cerca del equipo con el que marcó su carrera y en el que trabaja actualmente, en una comunidad cerrada que se distingue por sus casas clásicas y su cercanía al lago St. Clair.
Por La Nación
La mansión de Cabrera en Grosse Pointe Farms
El inmueble que el venezolano compró en 2015 pertenecía a Kenneth Meade, un reconocido empresario del sector automotriz, según Detroit Free Press. Combina lujo y funcionalidad con un diseño clásico, ideal para un retiro familiar tranquilo.

Cabrera comparte la propiedad con su esposa Rosangel Polanco y sus hijos Isabella, Rosangel y Christopher. La casa forma parte de Grosse Pointe Farms, una comunidad cerrada y exclusiva que ofrece privacidad y seguridad, pero también cercanía a centros comerciales, restaurantes y el vibrante distrito cultural de Michigan.
Grosse Pointe Farms: un barrio familiar con historia y amenities
De acuerdo con Mansion Global, Grosse Pointe Farms se incorporó como ciudad en 1949 y cuenta con 7,1 kilómetros cuadrados de tierra y otras 25,2 de superficie acuática, con vista directa al lago St. Clair.
Está limitado por las avenidas Lake Shore, Fisher, Mack y Cook. Allí viven unas 11.500 personas, cerca de un cuarto del total de habitantes de la región conocida como “las Pointes”. Este conjunto de cinco ciudades contiguas ofrece alternativas similares de vida residencial, todas muy próximas entre sí.

Grosse Pointe Farms tiene aire de pequeño pueblo, pero está a solo 15 minutos del centro de Detroit. Esa combinación atrae a familias que buscan tranquilidad sin alejarse de los servicios urbanos.
El pueblo cuenta con clubes privados, parques, piscinas, muelles y espacios para deportes náuticos. En verano, se ven veleros, pescadores y motos de agua en el lago.

Sine Cameron, de Sine & Monaghan Realtors, señaló que “el entorno promueve una vida sana, al aire libre, con gente que se saluda en la vereda”. Esa cercanía entre vecinos fortalece el espíritu comunitario.
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