Lo mejor y lo peor de los Óscar

LO MEJOR

*1. JENNIFER LAWRENCE , GANADORA DE LA NOCHE





Fue un año particularmente competitivo para las actrices. Desde que se conocieron las nominaciones que uno podía establecer argumentaciones favorables para cada una de ellas y, si bien la puja siempre pareció estar entre Jessica Chastain(La noche más oscura) y Jennifer Lawrence (El lado luminoso de la vida), cuando Emmanuelle Riva ganó el BAFTA por Amour el panorama comenzó a modificarse. ¿Para qué lado iba a inclinarse la Academia? ¿Para el de la actriz con trayectoria o para el de una joven promesa? El Oscar iba a ir hacia un lugar o hacia el otro y esta categoría fue, hasta el último momento, una de las más reñidas. Finalmente, la estatuilla fue a parar a manos de Lawrence, quien con tan solo 22 años hizo de Tiffany Maxwell una mujer compleja y no un personaje unidimensional. Desde su discusión con Robert De Niro hasta los cambios en su rostro en ese final del film de David O. Russell, Lawrence, quien además de haber brillado en las indies The Poker House y Lazos de sangre, y además de cargarse al hombro una saga (Los juegos del hambre), demostró que es posible traer de vuelta el brillo de memorables comediantes como Claudette Colbert y Carole Lombard. Bien por ella.

La Nación

*2. EL OSCAR PARA ANG LEE

Como es sabido, a Ang Lee le costó aceptar el proyecto de Una aventura extraordinaria. A juzgar por la prosa de Yann Martel, una adaptación de la misma parecía inconcebible. Sin embargo, su película se encontró siempre en buenas manos y, desde que David Magee se hizo cargo del guión, que su (buen) destino estaba asegurado. Además de ser el film más premiado de la ceremonia , Una aventura extraordinaria lo condujo a Lee a su segundo Oscar, y al segundo sin que su film obtenga el premio mayor. Anteriormente esto había sucedido con Secreto en la montaña – que inexplicablemente perdió contra Crash, vidas cruzadas – y ahora ocurre lo mismo con su reciente película, que perdió contra Argo. Sin embargo, este reconocimiento para Lee viene, en esta oportunidad, con un indiscutible sabor a victoria, porque a fin de cuentas es el reconocimiento por filmar de manera descomunal una historia que, como dijimos, resultaba compleja para traducir al lenguaje cinematográfico. Porque Una aventura extraordinaria no es tanto una película sobre la religión sino sobre todo lo que implican las despedidas.

*3. UN NUEVO PREMIO PARA ADELE

¿Qué más puede pedir Adele? ¿Cuántos reconocimientos le faltan? Muy pocos. Desde que su carrera se inició con un sólido disco debut (19) y se consolidó con el sucesor y extraordinario 21, que es imposible no sentir empatía por ella. Y no por los logros recibidos (múltiples Grammys) sino por esa actitud que la lleva a reirse de sí misma por un lado y a componer grandes canciones autorreferenciales por el otro, sin nunca pedirnos que le tengamos lástima. Todo lo contrario. Sus composiciones generan una identificación constante sin apelar a la compasión. Más bien al entendimiento. En los últimos meses, Adele pasó por un sinfín de situaciones: la operaron de las cuerdas vocales, tuvo un hijo y, asimismo, compuso junto a Paul Epworth “Skyfall”, el tema de la película homónima de James Bond gracias al cual le llegaron unos cuantos premios más. El Globo de Oro vino primero y el Oscar, después. Muy emocionada, Adele recibió la estatuilla luego de interpretar sobre el escenario, y algo nerviosa, la canción que la consolidó en la industria cinematográfica. ¿Qué vendrá ahora?

LO PEOR

*1. EL ABUSO DE LOS NÚMEROS MUSICALES

Llegó un instante de la ceremonia en el que era inevitable preguntarse: “¿Estamos viendo los Tony o estamos efectivamente viendo los Oscar?” Si bien los primeros momentos musicales estuvieron relacionados con el monólogo inicial de Seth MacFarlane (y con buenas intervenciones de Daniel Radcliffe y Joseph Gordon-Levitt), luego parecían incluirse con el solo fin de aligerar la entrega volviéndola, paradójicamente, muchísimo más tediosa. Si bien hubo presentaciones para destacar (Shirley Bassey interpretando “Goldfinger”, Jennifer Hudson haciendo lo propio con “(And I Am Telling You) I’m Not Going”, Catherine Zeta-Jones evocando a Velma Kelly), ya cuando le tocó el turno a Barbra Streisand en el In Memoriam, el espectador podía haberse agotado. Sobre todo cuando también subió el elenco de Los miserables para el popurrí de canciones. Sobre todo cuando se hizo reiterativo el homenaje a Chicago, una de las películas menos merecedoras del Oscar en la historia de la Academia.

*2. UNA CEREMONIA DESLUCIDA

Por lo general, cuando uno termina de ver una nueva edición de los premios Oscars, siempre se queda con algún momento por sobre otro, ya sea uno emotivo como uno hilarante como uno sorpresivo. Este año, sin embargo, y a pesar de que muchas categorías tenían al factor sorpresa como común denominador, resultó imposible rastrear una situación que haya sobresalido, que se haya escapado de la monotonía general. Los discursos no fueron particularmente conmovedores (con excepción del de Daniel Day-Lewis), los mencionados números musicales cumplieron el propósito opuesto al que tenían originalmente (aportar un cierto charme a la ceremonia) y el único hecho “curioso” de la entrega fue la caída de Jennifer Lawrence antes de recibir su premio. Será cuestión de esperar unos meses y recordar esta entrega para comprobar si hubo verdaderamente algo memorable en ella. Por lo pronto, parece que no.

*3. SETH MACFARLANE, A MITAD DE CAMINO

¿Quiénes no tenían todas las fichas puestas en Seth MacFarlane cuando se hizo público que iba a ser el anfitrión de los Oscars? Después de la consagración con la brillante Ted en el 2012, el humorista dio el paso siguiente y se terminó convirtiendo en el elegido de la Academia para la tan difícil tarea de hacer de la ceremonia algo por lo menos inventivo. Y si uno piensa en inventivo, piensa en MacFarlane. Tras una introducción un tanto extensa, pero con la interesante contribución de William Shatner, MacFarlane demostró con creces su talento para el musical (de nuevo, los musicales) incluso hasta después de la victoria de Argo, cuando le dedicó un tema a los perdedores de la noche junto a la gran Kristen Chenoweth. De todos modos, algo pareció faltar en el medio, ya que los chistes ocasionales entre premio y premio no fueron del todo originales. ¿Burlarse de Ben Affleck por Gigli? ¿Otra broma sobre Mel Gibson? ¿Quién no lo ha hecho ya? Incluso la aparición de Ted tampoco ayudó demasiado. Como dijo el propio Shatner en el inicio de la ceremonia: “que Tina Fey y Amy Poehler sean las anfitrionas de todo”. Cuesta no coincidir con él. Aún así, hagamos un paréntesis para el mejor momento MacFarlane de la noche: “We Saw Your Boobs”, tema pegadizo si los hay.