En las calles se respira ambiente electoral ante ausencia de Chávez

(Foto Reuters)

Venezuela no tiene en agenda unas elecciones anticipadas, pero en las calles se respira un ambiente de campaña entre opositores que cocinan una estrategia a puerta cerrada y oficialistas que se muestran listos para una contienda en caso de que el cáncer le impida al presidente Hugo Chávez continuar en el poder, reseña Chávez.

El vicepresidente Nicolás Maduro, ungido por Chávez como su sucesor, y el atlético gobernador Henrique Capriles, la opción opositora más visible hasta ahora, aparecen diariamente en los medios, cruzan acusaciones, besan niños y aseguran que quieren un futuro mejor para el país petrolero.

Si Chávez, que no ha sido visto ni escuchado desde que permanece hospitalizado hace más de 80 días, se viera obligado a renunciar, el país de 29 millones de habitantes deberá ir a nuevas elecciones en un plazo de 30 días, según estipula la Constitución.





El carismático mandatario sugirió la posibilidad de que el país tuviera que ir a nuevas elecciones cuando anunció en diciembre que se debía operar de urgencia en Cuba por una reincidencia del cáncer y pidió votar por Maduro si le sucediera algo y no podía retomar el poder.

El Gobierno anunció que Chávez volvió a Caracas desde La Habana a mediados de febrero y los últimos reportes oficiales sobre su salud indican que respira con la ayuda de una cánula traqueal y se comunica con dificultad.

Su retorno no ha aclarado si retomará el mando o dará un paso al costado, ni tampoco ha detenido una ola de rumores que se extiende por el país, apuntando a que la renuncia sería el camino a seguir ya que estaría al borde de la muerte.

En las redes sociales y en las calles abundan diariamente versiones de todo tipo que son generalmente seguidas por desmentidos y rechazos de autoridades gubernamentales. El jueves no fue una excepción.

En medio de una cadena de mensajes acerca de que Chávez estaba pasando un hora difícil, su yerno y ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, escribió en su cuenta de Twitter: “La lanzadera de rumores absurdos e insólitos de la derecha, no hace más que desacreditarlos y alejarlos del Pueblo”.

Listo para la partida

En el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) aseguran estar listos en caso que se dé la luz de largada a las votaciones.

“Estamos preparados para eso, creo que sí estamos listos”, confesó a mitad de semana el diputado oficialista Eduardo Piñate a una radio local cuando se le preguntó si su partido está en condiciones para elecciones anticipadas.

“Una de las cosas que tiene el PSUV es que es una máquina eficientísima de ganar elecciones, hasta ahora lo ha demostrado”, remató.

En octubre del 2012 el PSUV ganó las elecciones presidenciales, permitiendo extender a dos décadas el mandato de Chávez -aunque la batalla por su salud le ha impedido juramentarse-, y dos meses después pulverizó a la oposición en unos comicios regionales en los que obtuvo 20 de las 23 gobernaciones.

La preparación en la esquina roja va más allá del poderoso Psuv.

En el seno del Gobierno han reacomodado las armas y la estrategia de comunicación para fortalecer la imagen de Maduro, un ex chofer de autobús que muestra dificultades cuando busca emular el verbo florido de Chávez o su estilo informal.

Una de las decisiones tomadas en los últimos días fue la de evitar que Maduro aparezca en público junto al locuaz presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien demuestra habilidades similares a las de Chávez sobre la tarima y en el manejo de masas, comentó un funcionario.

Antes, Maduro y Cabello se mostraban juntos en la mayoría de actos oficiales y abundaban en declaraciones para desmentir los señalamientos de que no se llevaban bien o estaban peleados.

El analista Luis Vicente León considera que Maduro ha logrado capitalizar la percepción de que es el líder máximo del chavismo como alternativa a Chávez.

“El candidato del chavismo está claro y definido. Las divisiones naturales de su grupo no serán impedimento a corto plazo”, consideró León, que preside la consultora Datanálisis.

La revancha

La oposición venezolana evalúa el por qué fueron aplastados en las elecciones regionales de fines del 2012, a escasos meses de haberle dado una dura batalla a Chávez en las presidenciales y luego de creer, en momentos, que un triunfo era posible.

En diciembre, a raíz de que Chávez ungió a Maduro, diversas encuestas mostraban que Capriles derrotaría a cualquier líder chavista en un escenario electoral.

Pero la tortilla parece haberse volteado.

Pese a que siguen latentes la inseguridad, el alto costo de la vida y el desabastecimiento -principales problemas que identifican los venezolanos-, un reciente sondeo de Hinterlaces dio a Maduro una ventaja de 14 puntos sobre Capriles, quien es gobernador de Miranda, un estado que incluye parte de Caracas.

Sin embargo, Capriles no pierde la fe y también señala estar listo para dar la batalla. Su confianza radica en que derrotó en las urnas de manera consecutiva a dos vicepresidentes postulados por Chávez para gobernar Miranda.

“Ya llevo dos vicepresidentes que los he raspado, raspaítos, ya llevo dos, la tercera es la vencida (…) manden al tercero”, comentó en una de sus diarias apariciones públicas en referencia a sus triunfos sobre Cabello en las elecciones anteriores y sobre Elías Jaua en las recientes. Ambos fueron vicepresidentes.

Capriles se perfila como el que tiene más opciones para representar a la oposición en unas eventuales elecciones, sin embargo representantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), coalición que agrupa a los rivales políticos de Chávez, han dicho que busca definir un candidato de consenso.

En filas opositoras hay sectores molestos por sentirse excluidos de la campaña presidencial de Capriles, que fue elegido candidato único en unas primarias, y lo responsabilizan de la debacle en los comicios regionales por centrarse en su candidatura y no recorrer el país impulsando a quienes aspiraban una gobernación.

Cambiar a lo mismo

La única fe de vida de Chávez es una serie de fotografías en las que se lo ve recostado en una cama de hospital en La Habana en compañía de dos de sus hijas, pese a lo cual la gran mayoría de venezolanos cree que se repondrá y volverá a gobernar, según revelaron dos encuestadoras independientes.

En caso de que Chávez no pueda seguir, un 52 por ciento de personas cree que el próximo presidente debe ser chavista, mientras que el 66 por ciento considera que la oposición no está en condiciones de gobernar, según un estudio de Hinterlaces efectuado durante los primeros nueve días de febrero.

“La oposición viene trabajando sólo en el plano electoral, la oposición debe dotarse de una idea y de una propuesta. El objetivo de sacar al presidente, cuando no se cumple, produce un desmoronamiento”, dijo Oscar Schemel, director de Hinterlaces.

“Las derrotas han impactado negativamente sobre el respaldo electoral”, añadió.