Piden silencio a jefes de servicio del Hospital Militar

Piden silencio a jefes de servicio del Hospital Militar

(Foto Archivo)

En de las instalaciones del Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo ningún empleado se atreve a hablar sobre la salud del presidente Hugo Chávez. Médicos, enfermeros, camareras, cocineros y trabajadores de limpieza, todos evitan responder a la pregunta de si el mandatario está alojado en el piso nueve. Lo único cierto es que ninguno de los consultados lo ha visto ni conoce al personal que lo asiste.

El hermetismo sólo se derriba con promesa de anonimato por delante, en conversaciones entabladas lejos de la avenida José Ángel Lamas de San Martín. La dirección del hospital convocó una reunión en el auditorio de la institución con los jefes de servicios el martes 19 de febrero, un día después de que Chávez habría sido trasladado desde La Habana hasta el Hospital Militar, para explicar el protocolo que debía seguirse ante la llegada del nuevo paciente.

Se pidió a los jefes de servicio, que además de médicos son militares, que notificaran al resto del personal que no pueden hablar sobre el Presidente, pues los teléfonos estarían intervenidos y habría funcionarios de inteligencia vestidos de paisanos en cualquier rincón del centro. Mejor llevar el carnet del hospital en un lugar visible para evitar encontronazos con Casa Militar y prepararse anímicamente para una contingencia prolongada.





Seguridad flexible. Nadie cuestiona que la guardia presidencial impida el acceso a los pisos ocho y nueve desde las escaleras, o que los ascensores no abran  en esos niveles a menos de que se tenga un carnet autorizado para penetrar el búnker presidencial. Lo que sí levanta sospechas son las medidas de seguridad, principal fuente de las especulaciones que hacen palpable la incertidumbre.

Para algunos, esta vez las restricciones son más laxas que las desplegadas en otras ocasiones en las que el propio Chávez o funcionarios del Gobierno han recibido tratamientos en el Hospital Militar. Otros nunca habían visto tantas limitaciones para el movimiento del personal sanitario y los pacientes. Los primeros ponen en duda que el Presidente esté siendo asistido en San Martín. Los segundos creen, con toda certeza, que sí lo está.

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