Hoy se conmemoran 35 años del fallecimiento de Renny Ottolina

(Foto Archivo)

Los sueños de Renny Ottolina, el presentador más grande que ha tenido Venezuela, se cerraron hace 35 años, luego de perder la vida en un trágico accidente aéreo cuando se dirigía a la isla de Margarita, publica Notitarde.

Renny Ottolina, el valenciano que llegó a Caracas con sus metas, que quería llegar lejos, el que soñó y cumplió parte de lo que quería con trabajo, el que promocionó a Venezuela como un buen producto al primer mundo, y llevarla a aquellas “vías de desarrollo” que tanto se habló en los años setenta para entrar en los años ochenta y a los noventa.

El hombre que caminó por la urbanización Los Colorados, el que visitó la sede de Notitarde en la Torre 4, el que sonreía a todos, llegando a Quinta Crespo, allá en la capital en los estudios de Radio Caracas Televisión, el realista, nunca ilusionista, el que supo vender desde una bebida achocolatada hasta cómo llegar a la Gran Sabana.





Su inicio en radio fue en 1945, con apenas 17 años de edad, Radiodifusora Venezuela fue la encargada de tener al promisorio locutor, su primer programa fue “Revista Americana”. Su personalidad lo llevó a que la televisora Radio Caracas Televisión lo contratara como animador, con el programa matutino “Lo de Hoy”.

El adiós

Aquella tarde del 16 de marzo con un calor tremendo en la ciudad de Valencia, nos enteramos de aquella triste noticia, el animador más querido de Venezuela había fallecido.

La triste información cubrió a un país, la televisión mostraba imágenes de una montaña en Caraballeda donde señalaban el sitio donde cayó la avioneta.

El mar abierto reflejaba tristeza y desesperanza, en los televisores del país, la imagen blanco y negro desataba el llanto de un país de familias, de los que le admiraron y crecimos escuchándolo. Hubo días de angustia, no se sabía dónde estaba el “animador más querido de la televisión”, los titulares de los diarios apuntaban al fallecimiento del gran valenciano.

Hubo lágrimas, afloraron los recuerdos de aquellos que le estrecharon la mano, de los que hablaron con él, con el hombre que podía dar un rumbo a una Venezuela progresista, de trabajo y constructiva.