Nitu Pérez Osuna: En la cuna del voto

Cuando mi mamá murió el 9 de noviembre de 1998 de forma sorpresiva,  mi papá, a manera de consuelo me repetía: “Hija, lo único que tenemos seguro al nacer es la muerte”.

Hoy releyendo discursos de ese gran poeta, ensayista, político y mejor venezolano, Andrés Eloy Blanco, encuentro estas letras que comparto con ustedes: “Cuando el organismo ha cumplido su misión en la vida, lo meten en la urna y ha terminado.  Cuando la patria ha cumplido su misión, la meten en la cuna de votar y ha comenzado”.

¡Qué mejor incentivo para salir este 14 de abril y depositar nuestro voto que ver renacer a nuestra Venezuela…! ¡Qué maravilloso estímulo que el de formar parte de quienes luchan por la reconquista de nuestra soberanía!





Mucho se habla -y soy una de ellas-  del ventajismo brutal del oficialismo en esta corta y dinámica campaña electoral.  Todos lo sabemos y corroboramos al ver la utilización de los cientos de medios de comunicación del Estado para transmitir propaganda del candidato del gobierno. Ya no nos asombra ver aterrizar aviones de Pdvsa y otros institutos gubernamentales en los deteriorados aeropuertos del país cargados de afiches, pancartas y militantes del PSUV. Sabemos de la utilización de vehículos oficiales para el traslado a mítines y concentraciones del partido rojo, así como conocemos la enorme cantidad de recursos económicos que el oficialismo le inyecta a la campaña y que sospechamos salen de las arcas de la nación.  Todo eso lo sabemos porque ni siquiera lo disimulan.

Pero también es cierto que existen millones de venezolanos hastiados y asqueados de tanta corrupción; como decía el poeta ya citado: “el fraude electoral es un delito más grave que el delito contra las personas, que el robo y el homicidio; porque en el homicidio se hiere principalmente la vida de un ser, y en el fraude electoral se está hiriendo la vida de la misma soberanía nacional”.

De muertos sabemos… y mucho. Cada día cientos de hogares venezolanos entierran a un familiar, a un amigo caído producto del hampa que nadie controla.  Las lágrimas abundan, pero tenemos que estrujarnos los ojos y salir a cambiar esta triste realidad en honor a quienes ya no están y, en favor de quienes tienen el derecho de vivir en una patria en paz y tranquilidad, libre y soberana.

No hay condiciones claras y transparentes, es verdad.  Hay ventajismo, también es verdad. Pero hay ganas de cambiar la oscuridad por la luz, la escasez por abundancia, la corrupción por la honestidad, el desempleo por empleos bien remunerados, la suciedad por la limpieza, el deterioro por la reconstrucción, el miedo por el valor, la violencia por la paz, el odio por la cordialidad.

¡El país no  muere, se renueva! Este 14 de abril armémonos con el voto para iniciar una nueva etapa en esta Venezuela donde cabemos todos.

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