Sinfónica Simón Bolívar obsequió concierto homenaje al maestro José Antonio Abreu

El pasado sábado 27 de abril, con la impactante Sinfonía No. 3 en re menor del compositor Gustav Mahler, la Sinfónica Simón Bolívar bajo la dirección del mundialmente aclamado, Gustavo Dudamel, la red de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela brindó un conmovedor reconocimiento, a quien por 38 años ha colocado su nombre en el más alto sitial, al convertirlo en el proyecto artístico y social más importante del mundo.

Esa tarde, el maestro José Antonio Abreu ingresó curioso a la Sala Simón Bolívar del Centro de Acción Social por la Música, pensando que escucharía el avance de uno de los ensayos de la orquesta. Cuando atravesó la puerta del palco en el que religiosamente se sienta, en muy pocos instantes se pudo percatar de que aquello era algo muy distinto. Una vez tomó su asiento, ansioso por la intriga, encontró completamente formada a su querida OSSBV, sus músicos vestían de gala como para ofrecer el más lujoso de los conciertos. Y así fue.





Gustavo Dudamel no tardó en ingresar al escenario para dar, en nombre de todos, un breve discurso de hondo agradecimiento a quien invirtiera su vida y su conocimiento en la construcción del modelo de enseñanza musical más influyente del planeta. Nadie ofrecería mejores palabras. Nadie sentiría más el significado de sus propias palabras: “Hoy vamos a tocar la tercera sinfonía de Mahler, una hermosa obra que aborda muchos aspectos del hombre: la vida, la naturaleza, el amor. Y nadie más merece un concierto como éste, que el Maestro. A usted se lo dedicamos”, anunció claramente emocionado Dudamel.

Una lluvia de aplausos retumbó en toda la sala. Dos niños músicos ingresaron al palco y colocaron -rodeados todavía de incontables aplausos- la banda tricolor que representa la lucha y los logros de El Sistema, que ha alcanzado a llevar la esperanza de una nueva vida a más de 400 mil jóvenes y niños venezolanos. “El que usted lleve esa medalla significa que todos estamos comprometidos tanto con usted como con su gran obra. Luchamos gracias a usted y lo seguiremos haciendo” finalizó Dudamel.

Una ejecución brillante

Esta tercera de Mahler que hechizó a la audiencia. Las notas y compases de la interpretación de esta obra estrenada en 1902, hicieron completo honor a lo sublime y a la belleza de la vida, el amor y la creación. Con la destacada participación de la Mezzo Soprano Jamie Barton, ganadora del premio Metropolitan Opera National Council Auditons y nominada al Grammy; la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar y del coro Niños Cantores de Venezuela, los seis movimientos fueron un paseo emocionante por distintos estadios en la iluminación del ser.

Excelsa fue también la interpretación del trompetista Román Granda, quien ejecutó los solos externos. El público deleitado por la sutileza, la musicalidad y precisión de Granda no dudó en agradecer con profusos aplausos y elogios, la interpretación de este joven trompetista venezolano.

En su conjunto, esta ejecución arrancó los más elevados sentimientos de alegría y admiración por el nivel profesional de la orquesta, sus cantantes, sus profesores y todos los involucrados en este proyecto transformador de vidas. Felicidad fue el gesto común de una audiencia conmovida y rendida a los pies del mentor de tanto talento.

Este público, no podía entonces ofrecer menos que una ovación eufórica y prolongada durante casi un cuarto de hora, para agradecer una vez más, al maestro José Antonio Abreu, quien recibió con igual beneplácito el gesto de expresivo de amor de sus hijos artísticos.

Y ya fuera del escenario, Gustavo Dudamel volvió a exponer las razones de este sentido homenaje para el fundador de El Sistema: “Aquí la estrella no soy yo, son los músicos que cada vez tocan mejor y nos hacen sentir orgullosos de ser parte de El Sistema. Sin Abreu no seríamos nada. Por nuestras venas corre esa sangre abreuniana, que se convirtió en un torrente indetenible de estudio y disciplina para la música. El hecho de que Caracas sea capital artística para la presentación de primeras figuras como Lang Lang, no es culpa mía sino obra del maestro Abreu. A él debemos toda esta maravilla que nos envuelve y nos permite llegar hasta donde hemos llegado. Estoy seguro de que en los años venideros tendremos mucho más que ofrecerle para devolver el esfuerzo de un trabajador insigne e incansable”, declaró Dudamel.

Una vez más la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar logra la magia de un viaje musical impecable, que se inscribe en los logros de 38 años de labor social alcanzados por El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Despechado de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, que sigue potenciando su lema: “los niños y jóvenes triunfan con la música”.