El Nuevo Herald: Maduro ante el dilema de los ascensos militares

Es una tarea que tradicionalmente ha generado dolores de cabeza a todos los presidentes venezolanos, incluyendo al fallecido Hugo Chávez, quien pese a ser militar y a tener influencia personal dentro de las filas castrenses terminó en sus últimos años ascendiendo a un número ridículamente alto de generales para reducir al mínimo el descontento, reseña El Nuevo Herald.

Antonio María Delgado / El Nuevo Herald





La tarea ahora luce más complicada, luego de que el fallecimiento del mandatario acentuara las tensiones entre el ala nacionalista del chavismo -integradas por militares que acompañaron a Chávez en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992- y el sector procubano -encabezado por Maduro- en un choque de intereses que ahora tiene su epicentro en la identidad del próximo ministro de Defensa.

Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.

“El gran conflicto que se está dando en este momento es cómo conciliar un candidato a ministro que satisfaga la línea de intereses cubanos con la línea del proyecto que representan los militares del 4 de febrero”, dijo Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada, una ONG que sigue de cerca al sector castrense.

“Esto no es fácil. El 4 de febrero era un proyecto nacionalista y ellos deben encontrar a un candidato que a mi modo de ver pueda resolver esa encrucijada, esa confrontación que de alguna manera significa el grupo del 4 de Febrero con el poder específico que a través de Maduro está ejerciendo Cuba sobre Venezuela”, comentó.

No es fácil por la sospecha de que la lista de ascensos -al menos en lo que la distribución de puestos claves se refiere- está siendo confeccionada al menos parcialmente desde La Habana.

Cuba ha ejercido una influencia cada vez mayor sobre los organismos de seguridad venezolanos a lo largo de los últimos años, pero las maniobras que se están produciendo actualmente dentro del chavismo, con las distintas facciones posesionándose dentro del nuevo reordenamiento, acentúa la desconfianza entre las partes.

Y lo que es peor, gran parte de la oficialidad venezolana no ve con agrado la presencia cubana, incluso entre quienes respaldaban plenamente el proyecto político de Chávez.

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