Cabras invaden aeropuerto de San Francisco

Cabras invaden aeropuerto de San Francisco

Los pasajeros que utilizan el Aeropuerto Internacional de San Francisco (EEUU) podrían haber visto algo extraño recientemente: cabras que devoran la maleza. AP

Mr. Fuzzy, Cookie, Mable, Alice y casi 400 cabras más se dedican a desbrozar maleza como parte del singular método del aeropuerto para evitar incendios.





Los aeropuertos son mini ciudades, que con frecuencia cuentan con servicio de bomberos propio, médicos e incluso sacerdotes.

La maleza en una zona remota del aeropuerto debe ser eliminada cada primavera para proteger las casas vecinas de un potencial incendio forestal. Empero, no se pueden utilizar máquinas o seres humanos porque dos especies en peligro de extinción, la serpiente liguero de San Francisco y la rana de ancas rojas de California, habitan en la zona.

En los últimos cinco años, el aeropuerto ha recurrido a la empresa Goats R Us, que este año cobró 14.900 dólares por sus servicios.

“Cuando los pasajeros despegan y vuelan sobre las cabras, estoy seguro de que quedan encantados”, dijo Terri Oyarzun, propietaria de una empresa que ofrece cabras para desbrozar maleza, junto con su esposo Egon y su hijo Zephyr.

Las cabras viajan 48 kilómetros (30 millas) cada año desde su casa en Orinda, California, hasta el aeropuerto en un camión articulado con remolque al que Oyarzun llama su “limusina para el ganado”. Con la ayuda de un pastor y un perro de raza Border Collie llamado Toddy Lynn, las cabras pasan dos semanas en el desbroce de un cortafuegos de 3 metros (20 pies) en la parte occidental del aeropuerto.

Cuando las cabras de Oyarzun no limpian la maleza del aeropuerto, realizan tareas similares en las carreteras de California, en los parques estatales, bajo los tendidos eléctricos de larga distancia y en cualquier parte donde crece la maleza. La familia tiene unas 4.000 cabras dedicadas a estos menesteres.

Trabajar en un aeropuerto plantea desafíos, principalmente por el ruido de los aviones al despegar.

“Hubo un periodo de ajuste”, dijo Oyarzun. “Pero tienen mucha confianza en su pastor”.