A un año de la tragedia de Amuay, se desconocen los resultados de la investigación

A un año de la tragedia de Amuay, se desconocen los resultados de la investigación

(Foto archivo Reuters)

“Amuay es un calenbero”, afirma Juan José Montero, uno de los miembros del Consejo Comunal de la urbanización Alí Primera. Se le interrumpe el relato para preguntar: ¿Qué es un calenbero? “Para no decir una mala palabra, así le decimos aquí a algo que no sirve o no funciona”, responde.

Petróleos de Venezuela asegura que la refinería de Amuay opera a 73% de su capacidad, es decir, de un nivel de procesamiento de 655.000 barriles de crudo por día está recibiendo 480.000 barriles, volumen que la empresa considera aceptable si se toma en cuenta que en los 6 meses siguientes al 25 de agosto de 2012, cuando ocurrió la explosión en el complejo, su capacidad bajó a menos de 50%.

Las personas que todavía habitan en el sector Alí Primera insisten en que antes del accidente había un olor muy fuerte, que era evidencia de que había una fuga. Cuentan que viven con sobresaltos porque el miedo aparece cada vez que el tamaño de la llamarada del mechurrio tiene más de tres metros, es negra con poco amarillo y sin tono azul.





“Los trabajadores se persignan cuando entran, muchos no quieren estar allí. Hay soldadores y operadores de refinerías y grúas que están aprovechando para irse a Colombia, donde están más seguros y les pagan más dinero”, indica Montero. “Pdvsa está buscando gente para trabajar en Amuay, pero los salarios son muy bajos y no hay seguridad”, afirma.

Para leer más: El Nacional