Los planes truncados de Mónica Spear

Foto AFP/Archivo

“Ligera de equipaje, como nube que pasa, como agua que corre, como viento que sopla”. Mónica Spear (29) despidió 2013 en los Andes venezolanos paseando a caballo, lanzándose por aguas bravas, disfrutando de la vida junto a su ex marido y su hija Maya, de cinco años. Y colgando varias fotos salpicadas de luz y sosiego en las redes sociales para sus miles de seguidores, con pequeños textos como el que abre la siguiente crónica del diario El Mundo.

Quince palabras para comenzar el nuevo año, recién llegado con un reto que quitaba el sueño a la popular actriz de televisión: su aterrizaje en la gran pantalla. “¡Quiero hacer cine! He hecho teatro y telenovelas. Tengo muchísimos deseos”, confesó la que fuera reina de belleza el verano pasado a un periódico caraqueño.

El deseo tantas veces pensado le esperaba el pasado jueves, día en que tenía previsto iniciar el rodaje del cortometraje Un hombre de bien en Caracas. Con 29 años, Mónica Spear ya había triunfado en televisión, tanto en su país como en Latinoamérica y Estados Unidos. Siete telenovelas que desde la belleza fueron dando paso al talento. El debut con El desprecio facilitó su ascenso como protagonista a La mujer perfecta, del escritor Leonardo Padrón.





“Todos piensan que soy una mujer diferente, quizás extraña. Las frivolidades no me interesan y aunque muchos piensan lo contrario, yo se lo voy a demostrar que así, natural, yo también puedo ser la mujer perfecta”, dramatizaba Spear transformada en la inolvidable Micaela Gómez, joven que sufría síndrome de Asperger, una causa de la que fue su mejor abanderada.

La fama comenzó a llamar a las puertas de su vida: Calle Luna, Calle Sol; Flor salvaje; Pasión prohibida…Ahora le tocaba su turno al cine, a costa de arriesgar su posición tan firme en el mundo de las telenovelas latinas. Tan atrevida era Mónica que había aceptado sin rechistar la propuesta del director, Giovanni Gómez: “Encender las redes sociales con una noticia que dijera que había sido salvajemente golpeada”. El corto quería abordar la violencia doméstica y el maltrato infantil…

Una apuesta tan arriesgada como la que le abrió paso a una nueva vida cuando trabajaba como princesa en los parques Disney de Orlando. Allí, en Estados Unidos, la conoció Osmel Sousa, el famoso zar venezolano de la belleza. El inventor de las siete Miss Universo criollas animó a la jovencita: vuelve a Caracas y serás reina. Así fue: Spear no sólo conquistó Miss Venezuela 2004. También acabó cuarta finalista de Miss Universo un año después.

Territorio del miedo

Su lanzamiento al estrellato, escalón a escalón, de princesa a reina. Hasta el martes pasado, cuando la violencia disfrazada de un ciego con una pistola, y con el cargador repleto con miles de balas, la frenó en seco. Como si fuera una película de serie B, confirmando que siempre la realidad supera a la ficción.

El Toyota conducido por Henry Thomas Berry (39), «un inglés más venezolano que las arepas» (así le describen sus amigos) y ex marido de la Miss y padre de su hija, tropezó con uno de los 248 agujeros que inundan los 50 kilómetros de la autopista entre Puerto Cabello y Valencia. Eran las 10 de la noche, territorio del miedo y más en una carretera a oscuras, sin un solo poste de luz y sin ninguna seguridad. Si a algo tiene pavor un venezolano es precisamente a accidentarse en una carretera. Transcurrieron 45 minutos hasta que una grúa se detuvo para socorrerles. Elevaron el vehículo a la plataforma, la angustia estaba a punto de superarse.

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